Septiembre, en la Ciudad de México, es un mes de lluvias y en muchas partes del país afectan los ciclones provenientes de los dos mares; sin embargo, también hay muchas noches despejadas que nos permiten observar el firmamento y gozar de sus maravillas...
A principio del mes, en el hemisferio norte, tenemos, a las 21 horas, sobre nuestras cabezas, un poco al norte, el famoso triángulo compuesto por las estrellas de primera magnitud: Vega, de la constelación Lyra; Deneb, de la constelación Cygnus (El Cisne) y Altair, de la constelación Aquila, esta última, exactamente sobre nuestras cabezas.
Es interesante hacer notar que las tres estrellas tienen aproximadamente el mismo brillo aparente; sin embargo, sus distancias a la Tierra son: Altair, 17 años-luz, Vega, 26 años-luz y Deneb, 1800 años-luz. Aquí vemos que Deneb está unas 100 veces más alejada de la Tierra que las otras dos y, aplicando la ley de los cuadrados de las distancias, resulta que su brillo absoluto es... ¡10 mil veces mayor que el de Vega o el de Altair...!