El carácter positivo del límite
El término límite, en latín limes, significa línea, punto o momento que señala la separación entre dos cosas, tanto en sentido físico como inmaterial. Limes significa también sendero, camino, paso entre dos campos. Así, para desarrollar su filosofía, Trías se inspira en el origen etimológico del término límite y resalta la aplicación que se otorgó en la antigüedad romana al espacio o territorio denominado limes, el cual era habitado por limitanei: grupo de soldados que acampaba en la franja fronteriza de la zona imperial. Entonces, el limes era la senda romana fortificada que adquirió el sentido de frontera. Los limitanei establecidos en dicho espacio eran responsables tanto de labores militares –en defensa contra los bárbaros– como agrícolas, ya que era un espacio susceptible de ser habitado.
Aquí la cualidad principal del limes y donde radica su dimensión positiva es en el hecho de funcionar como conexión o enlace de comunicación y de diferenciación, entre el imperio, o mundo cívico, y el extranjero, al que se concebía sin ley2.
Arquitectura del límite
Algunos rasgos distintivos de la arquitectura romana ilustran, según mi interpretación, otra acepción del significado del límite que Trías, concibe en la cual el límite se presenta como eje, red centralizada de caminos y articulación de espacios.
En general, los edificios y las plantas arquitectónicas (o planos arquitectónicos) romanas están organizadas sobre un eje o base axial estable que hace referencia a una línea alrededor de la cual se mueve un cuerpo –quizá como entonces se concebía a los astros en torno de la Tierra– o bien, una línea que une o divide un espacio interior y exterior en forma articulada. Ya que el eje de simetría se refiere a una línea dibujada o imaginaria que divide una figura plana de modo que al doblarse sus partes coinciden, se puede relacionar el limes –según una de las primeras derivaciones de Trías– como espacio de articulación y centro; así, el eje romano se relacionaba con un centro que a menudo fue definido como cruce de ejes.
Otro rasgo de la arquitectura romana es la utilización del espacio (tanto interior como exterior), y el tratamiento que recibió como sustancia moldeable. Si se trazara un mapa del mundo romano, su rasgo más sobresaliente sería una red centralizada de caminos. Las intenciones eran: formar una totalidad dinámica y compleja de áreas en interacción y dar un carácter de articulación que respondía al logro de continuidad y ritmo; es decir, al espacio dinámico mismo3, propiedades que son análogas con el limes, ya como eje, cruce de ejes o red centralizada de caminos, o como enlace de mundos o articulación de espacios.
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