Para proveer un mezclado eficiente o una fina dispersión de fases, se utilizan mezcladores de alta intensidad como jets, toberas o mezcladores estáticos. Estos últimos están constitutitos por empaques metálicos insertados en tubos que intensifican el mezclado a expensas de una caída de presión (figura 1), con velocidades de hasta mil veces superiores a los tanques agitados convencionales. Otra opción es el reactor de flujo oscilatorio que consiste en tubos con discos perforados, cuyas oscilaciones producen un mezclado más intenso. Este reactor aumenta la transferencia de calor en un factor de 10 a 30, el cual se ha utilizado para sustituir tanques de 25 mil litros operados durante 12 horas por un equipo de cuatro mil litros con un tiempo de procesamiento de dos horas.
Otras formas de incrementar la velocidad de los procesos son: el uso de fuentes de energía alternativas para proveer condiciones extremas como el uso de corrientes eléctricas, ultrasonido y microondas, con aumentos reportados en la velocidad de reacciones orgánicas hasta 1240 veces superiores a las técnicas convencionales.
Por último, una estrategia de diseño que ha permitido mejoras considerables consiste en la integración de funciones en una misma operación. En este aspecto pueden encontrarse destilaciones y extracciones reactivas entre muchas otras. El ejemplo más espectacular es el proceso Eastman para producir acetato de metilo (figura 2), en el cual se utiliza una torre de destilación reactiva para sustituir 11 operaciones, con una reducción en costos operativos de 80%.
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