Fue un logro de científicos de la Universidad de Chile, gracias a los magnones (excitaciones magnéticas) que, cuando son sometidos a corrientes eléctricas, se comportan de manera similar a la de la luz que se encuentra alrededor de los hoyos negros, lo cual podría ayudar a estudiar el comportamiento de éstos.

Con bacterias buscan degradar los compuestos tóxicos de los pesticidas.

Con la finalidad de contrarrestar el efecto contaminante de los pesticidas que contienen este compuesto, investigadores argentinos de la Universidad Nacional de Quilmes analizan una serie de bacterias que podría descomponerlo e inactivarlo.
La investigación, liderada por el doctor Adolfo Iribarren, incluye el análisis de 110 bacterias no patógenas, de las cuales se identificaron seis que tienen la capacidad de degradar los compuestos tóxicos de los pesticidas con una mayor rapidez que otros organismos que ya han sido reportados en otras investigaciones, entre los cuales se encuentran Nocardia asteroides y Streptomyces setonii.
Lo que se busca es utilizar estas bacterias para crear un proceso de biorremediación, en este caso, se trabaja en el diseño de un reactor que contenga en su interior una columna con estas bacterias, de tal forma que funcionaría como un purificador de aguas contaminadas con estos pesticidas. Se espera que pronto se pueda hacer la transferencia de tecnología para entrar al mercado.

Modifican virus para atacar células cancerosas.

Según Ramón Alemany, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, lo que se busca es modificar estos virus para que ataquen sólo a las células cancerosas sin causar daños al tejido sano, de modo que se pueda desarrollar una terapia dirigida; sin embargo, existe una limitación: el sistema inmune, al reconocer al virus como patógeno, lo ataca. Para evitar esto, el equipo utilizó anticuerpos BiTE (anticuerpos idénticos producidos por un tipo de célula), que tienen la capacidad de conectar los linfocitos T con algunas proteínas producidas en la superficie de las células cancerosas. Este tipo de conexión permite atacar y destruir las células tumorales, de tal manera que, cuando el virus modificado infecta las células tumorales, ésta secreta un BiTE que ataca la proteína EGFR, la cual se sobreexpresa en muchos tipos de cáncer. Esta terapia ya ha sido probada en estudios in vitro, y en estudios con modelos animales se observó que el virus modificado es capaz de aumentar la presencia de linfocitos T en los tumores, lo que aumenta su eficiencia antitumoral.
Se espera que en un futuro esta terapia pueda ser aplicada en el tratamiento contra el cáncer.
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