Al menos fue lo que por más de 20 años pensé hasta que leí: “¿Es que ni siquiera se habían molestado en conocer realmente a los personajes de estas caricaturas para entenderlos antes que juzgarlos?”. 
     Así que abiertamente utilizo este foro para agradecer a Luis Javier Platas Rosas, autor del texto aquí comentado, por haberme dado consuelo de que los amigos de Sandy Bell no son narcotraficantes, Don Gato no sólo es un badulaque y que Pedro Picapiedra puede ser más que un macho (valga decir que a veces sí se parecían Vilma y Pedro a mis abuelos, pero ésa… es otra historia).
     Hay que agregar que en este divertido periplo por las poco más de doscientas páginas, las muchas caricaturas, personajes, situaciones narradas y hasta citas sobre ciencia que componen el libro, el autor en realidad se convierte en un amigo con el cual entablamos una agradable conversación (o él con nosotros). 
     Un ejemplo de que la ciencia puede ser tan dinámica y entretenida como una serie animada. Incluso me atrevería a concluir que casi lo que queramos puede convertirse en un objeto de estudio si sabemos cómo identificarlo o darle un marco teórico correcto. 
     La física del Coyote y el Correcaminos evoca recuerdos, brinda esa placentera sensación de soltar una carcajada y, a veces, se nos hace el “ojo Remi” o nos asustamos un poco al acordarnos de los Pitufos asesinos. 
     No quiero ser el spoiler de las aventuras que encontrarán entre “Los mil y un (d) efectos de las caricaturas”, “Caricaturas para hacer ciencia “y “Caricaturas de la ciencia”. Lo que sí les puedo asegurar es que podrían ser testigos de algo que va más allá de la reivindicación de los personajes con los que muchos de nosotros crecimos: una herramienta para comprender cómo funciona el análisis de los contenidos, las investigaciones psicológicas, sociales, antropológicas, lingüísticas, etc. Basta con ver la gran cantidad de referencias bibliográficas, de investigaciones citadas e investigadores nombrados en cada una de las escenas de los episodios.
     Aunque no se haya pasado la niñez frente a la tele o no sea usted fan de la marca ACME, se disfruta de este libro. Pero, el gusto será aún mayor si logra captar el sinfín de referencias intertextuales que ofrece Platas con su estilo humorístico y divulgador. 
     Si Winnie Pooh tiene serios problemas psiquiátricos, si Remi y Heidi son capaces de inspirar a las nuevas tecnologías, si los Transformers son un ejemplo de liderazgo, entonces los Minions son sujetos para formular estudios genómicos, o la ciencia tiene sus estereotipos hechos o desechos por seres como Jimmy Neutrón, Pinky y Cerebro; bueno, si hasta Cantinflas podría ser nuestro divulgador…, júzguelo mi querido lector, porque yo sigo pensando que gracias a Candy Candy tengo una mejor amiga (valga decir que ambas nos dedicamos a la comunicación ¡y de la ciencia!).