Aún más: el PNLM ofrece una gran oportunidad para generar acciones de conservación para los anfibios y reptiles de la región centro del país, ya que la gran diversidad de estos organismos existente en la Faja Volcánica Transmexicana está representada en este parque nacional.
A pesar del cambio de uso de suelo en la región, una de las costumbres locales que ha ayudado, indirectamente, a mantener la diversidad son las tecintas (amontonamientos de rocas entre las parcelas de cultivo). Estas hileras de rocas han resultado buen refugio y pueden servir como corredores biológicos para numerosas especies de reptiles y algunos anfibios, aunque queda todavía pendiente entender la función de estas estructuras para el mantenimiento y conservación de la diversidad genética de las poblaciones. Ante el cambio climático, las montañas representan un refugio potencial, ya que los organismos pueden distribuirse en ambientes más frescos a mayores alturas para adecuarse a las alteraciones hídricas y térmicas actuales.
Sin duda, el PNLM ofrece ecosistemas ideales para anfibios y reptiles, así como refugio ante riesgos presentes y futuros; potencialmente, también podría albergar organismos que se encuentran en áreas circunvecinas. Por tanto, el PNLM funge como una isla de conservación, ofreciendo un refugio muy adecuado.
En este sentido, los estudios que actualmente se realizan en el PNLM son determinantes para la toma de decisiones, y necesarios para llevar a cabo propuestas de protección y conservación de la biodiversidad in situ.

La orografía accidentada de México ha generado las características ambientales adecuadas para ser uno de los siete países megadiversos de América. Alberga 376 especies de anfibios y 864 de reptiles,1, 2 y ocupa uno de los primeros lugares en biodiversidad a nivel mundial: la región montañosa del centro de México, que comprende el sur de la Meseta Central, la Faja Volcánica Transmexicana y la Sierra Madre del Sur, es particularmente diversa y con un gran número de endemismos de herpetofauna.* Aquí habitan 131 especies de anfibios y 217 de reptiles.3 Sin embargo, estos ecosistemas templados también son algunos de los más alterados por el hombre, lo que genera la pérdida de bosques y de las condiciones adecuadas para que habiten los organismos.
En esta zona montañosa se encuentra el volcán La Malinche (Matlacuéyatl) que es la quinta cima más alta de México y está catalogado como parque nacional. El Parque Nacional La Malinche (PNLM) tiene el décimo primer lugar en extensión de los 67 parques nacionales, con una superficie total de 45,711 hectáreas (68% en Tlaxcala y 32% en Puebla), además, tiene un gradiente altitudinal que va desde 2,400 hasta 4,461 msnm, lo que determina el clima y la vegetación y, además, provee diferentes características ambientales para las especies residentes.4 Los anfibios y reptiles son organismos ectotermos que dependen estrechamente de las características ambientales, pues sólo pueden desarrollar sus actividades biológicas fundamentales bajo intervalos de temperaturas definidos y, además en el caso de anfibios, en un ambiente hídrico adecuado.5
Nuestro grupo ha realizado esfuerzos recientes para evaluar y actualizar el estado de la biodiversidad de estos dos importantes grupos de vertebrados, lo cual es necesario, debido a que actualmente existen algunas especies con muy baja representación, en comparación con años previos, y únicamente se tiene listados de algunas zonas del PNLM.

figura 1. Ambystoma velasci. Foto: Leonardo Fernández.

figura 2. Pseudoeurycea gadovii. Foto: Erick Centeno A.

figura 3. Barisia imbricata. Foto: Aníbal H. Díaz de la Vega
Así, hemos encontrado que en el PNLM habitan nueve especies de anfibios (ranas, sapos y salamandras) y 19 de reptiles (lagartijas y serpientes). Esto representa 6.8% y 8.7% de los anfibios y reptiles de las montañas centrales y 2.39% y 2.19% del total de las especies de anfibios y reptiles en México, respectivamente. 5, 7
* Universidad Nacional Autónoma de México
** Conacyt-Universidad Autónoma de Tlaxcala