La Malinche. El mito que debe ser perpetuado.


La Malinche. El mito que debe ser perpetuado.
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Sola, esbelta, compitiendo con las nubes por la hegemonía del paisaje, La Malinche se yergue a horcajadas entre el territorio tlaxcalteca y el poblano.

Considerada montaña sagrada —una especie de deidad—, esta elevada montaña ha formado parte de la mitología de los pueblos nahuas y otomíes, mientras que su tamaño y ubicación favorecieron que se usara en el cálculo del calendario solar. * Históricamente, los pueblos que vivían en las laderas de La Malinche obtenían de sus bosques animales de caza, agua, hongos, madera, plantas que se utilizaban tanto en medicina tradicional como en rituales.
     Desafortunadamente, las comunidades vecinas aún tienen que sacar madera de los bosques de su montaña para calentar sus casas y cocinar conejos, hongos, quelites..., que también colectan en esos bosques, para complementar su dieta, pues nuestra sociedad no ha sido capaz de ofrecerles combustibles alternativos, empleos bien remunerados, bienestar...
     La Malinche fue declarada Parque Nacional, en 1938, por su belleza escénica y alto valor ecológico. Es parte de la Faja Volcánica Transmexicana, cadena montañosa que atraviesa nuestro país desde el Pico de Orizaba —la elevación más alta y majestuosa— hasta el volcán de Colima, el más activo de los que la conforman.
     Aunque es parte de esa cordillera, La Malinche se encuentra aislada de los demás volcanes —a manera de isla boscosa inmersa en un mar de terrenos dedicados a la agricultura— y sus bosques están siendo alterados, talados.
     A pesar de esta situación, los bosques de La Malinche siguen prestando servicios ambientales al liberar oxígeno, al tiempo que capturan gases con efecto de invernadero; al retener los suelos evitando deslaves, al captar agua de lluvia… No obstante, enfrentan una intensa presión por el excesivo uso de sus recursos. Las comunidades aledañas extraen, de manera no regulada, madera, musgos, hongos, fauna silvestre; han entubado el agua —en forma legal, pero perniciosa— desde los manantiales más elevados; muchos practican el pastoreo e introducen especies exóticas como perros; algunos de sus miembros y visitantes causan incendios forestales, tiran basura de manera indiscriminada... Todo ello ha afectado directa o indirectamente la resiliencia, o sea, la capacidad de los ecosistemas forestales de La Malinche para recuperarse de los daños que le son infligidos. 
     Muchas de las consecuencias de la degradación de los bosques de este hermoso parque nacional son apenas perceptibles para el visitante casual o, incluso, para el habitante de las faldas de la montaña. Otras, sin embargo, son dramáticas, como los deslaves e inundaciones causados por la deforestación.
     Es por ello una prioridad mantener el funcionamiento de estos bosques y, para contribuir a esa labor, un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y la UNAM emprendimos, hace años, estudios con el fin de entender la naturaleza que habita los bosques de esa montaña, como lo es el más de un millar de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que constituyen su biodiversidad; riqueza que nos ha sido obsequiada, pero también puesta a nuestro cuidado para ser conservada y manejada con responsabilidad y visión hacia un futuro sustentable.

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