Los polímeros se crean a partir del enlace de unidades repetitivas llamadas monómeros, los cuales conforman una macromolécula larga (longitudinal), conocida como cadena polimérica. La longitud de las cadenas varía de acuerdo con el tipo de polímero y está directamente relacionada con el grado de polimerización –valor que indica cuántas unidades repetitivas (monómeros) se encuentran en la cadena del polímero–.
El grado de polimerización se suele indicar con una “n” al final de los corchetes ([—CH2—CH—]n ), en una representación de la fórmula del polímero en cuestión
(figura 1), pues no es posible incorporar toda la cadena en la misma fórmula, porque el monómero se repite y puede alcanzar valores del orden de los millares. El grado de polimerización también está vinculado con una propiedad muy importante de los polímeros: el peso molecular; cuanto mayor sea el grado de polimerización, más largas serán las cadenas y mayor también el peso molecular; por lo tanto, el peso molecular (PM) es una medida del tamaño de las cadenas y se relaciona con la cantidad total de átomos presentes en las cadenas que componen el polímero.
Conociendo el peso molecular de los polímeros es posible inferir las dimensiones o longitudes de sus cadenas, de modo que aquellos de elevado peso molecular serán también los de mayor tamaño y grado de polimerización. Así mismo, existen polímeros de cadena corta, conformados por algunos cuantos monómeros (menos de 30), y sus pesos moleculares son extremadamente pequeños, entre ellos, los formados por dos monómeros, llamados dímeros; los de tres, trímeros, etcétera; todos ellos, en conjunto, son clasificados como oligómeros –polímeros de cadena corta– cuya aplicación más amplia se destina a la elaboración de adhesivos y pegamentos.
La mayoría de los polímeros comerciales prácticamente útiles tienen un grado de polimerización (n) de 200 a 2000 monómeros, lo que corresponde a un rango de peso molecular de entre 20,000 y 300,000.
Un peso molecular alto favorece diversas propiedades de los plásticos como resistencia y durabilidad; sin embargo, este indicador también influye en los mecanismos que gobiernan su proceso de degradación.