El ser humano, desde hace tiempo, ha recurrido al viento para apoyar el movimiento de barcos, distribuir agua y accionar molinos para triturar granos, pero fue hasta 1880 que en los Estados Unidos se construyó la primera turbina de viento para generar electricidad. Esta tecnología ha evolucionado, hoy día existen aerogeneradores con capacidad de producir hasta 1500 watts con un rotor de 60 metros y que pueden alcanzar una velocidad de 250 kilómetros por hora. Es la energía eólica, el viento que provee una fuente de energía limpia.

En nuestro país esta industria es una realidad, las condiciones de velocidad y persistencia del viento en regiones como La Ventosa en Oaxaca, la Rumorosa en Baja California, estados como Tamaulipas, Chihuahua, Zacatecas y Yucatán pueden llegar a significar 10% de la capacidad eléctrica a nivel nacional. A diferencia de otros recursos energéticos, el viento no se puede almacenar, por lo que requiere tecnologías y grandes inversiones, como ya se vienen realizando en el país desde 2009. De continuar esta tendencia, México se colocaría como líder en producción de energía eólica de América Latina.

Ejemplos como el caso de España, con menor territorio que México, son revisados por uno de los autores de esta edición, y destaca como una de las mejores prácticas de las que mucho se puede aprender, principalmente en la definición clara de una política pública de largo aliento con una fuerte vinculación entre los sectores financiero, industrial, gobierno y el de investigación y desarrollo. En el caso de México, los retos que se presentan son varios como la consolidación de empresas para fortalecer esta industria, destinar mayores recursos a la investigación (adicionales a los que ya destina el gobierno federal), una mejor articulación con gobiernos estatales y municipales y un marco legal propicio para incentivar el uso de esta tecnología que ha comprobado su beneficio económico, además de contribuir al cuidado del medio ambiente, reduciendo los efectos del cambio climático. México debe aprovechar su potencial, como lo viene haciendo, en la generación de energía eólica, pensando en el futuro de las energías basadas en recursos no renovables.

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