RICARDO HENEZTROZA OROZCO Y JESÚS HERNÁNDEZ VENTURA
Desde hace mucho tiempo, en diversos sitios del planeta, el viento ha sido utilizado para accionar molinos de granos, bombear agua e impulsar barcos de velas, entre otros usos. En Holanda, para 1850, ya existían cerca de 9,000 molinos de viento cuya potencia acumulada equivalía aproximadamente a 225 MW. En América, el estadounidense Charles Brush,1 en 1888, diseñó y construyó la primera turbina eólica de funcionamiento automático con el objetivo de generar electricidad, con el apoyo de un rotor que medía 17 metros de diámetro y tenía 144 aspas fabricadas con madera de cedro; su potencia eléctrica nominal –es decir, su rendimiento máximo– era de sólo 12 kW y se empleaba para cargar baterías. Posteriormente Paul LaCour,1
un profesor y científico danés considerado precursor de los aerogeneradores modernos, utilizó el concepto de las cuatro aspas de los molinos de viento y los adaptó para generar electricidad en 1891. Después de trabajar arduamente en la estación experimental de Askov, Dinamarca, LaCour formuló un conjunto de reglas para el diseño óptimo de rotores, circunstancia que lo llevó a destacar en el desarrollo de máquinas de hasta 25 kW aplicables en sitios remotos como apoyo en la actividad agrícola. Para 1910, cientos de máquinas aerogeneradoras ya estaban operando en Dinamarca.
|Encuentre la información completa en la versión impresa de Ciencia y Desarrollo,
febrero de 2010|
CURRÍCULUM
El maestro Ricardo Henestroza Orozco y el doctor Jesús Hernández Ventura son profesores e investigadores en la Universidad del Istmo, campus Tehuantepec.