En los números pasados hemos descrito cómo Galileo, a los 40 años, en 1609, se inicia en la astronomía, ideando cómo hacer un telescopio a partir de la carta que recibe de un amigo sobre su invención en Holanda.
Apuntar al cielo aquel primer telescopio de tres centímetros de diámetro y de tres aumentos, maravillarse de lo que veía y estimar lo que podría ver un telescopio más potente, induce a Galileo a construir otro y otro y otro más, este último de treinta aumentos; con él, a fines de 1609, descubre y estudia a detalle los cuatro satélites de Júpiter y, deseando ser el primero en dar a conocer sus descubrimientos, publica en marzo de 1610 el Siderius Nuncius, pequeño libro que lo convierte en el más famoso astrónomo del mundo europeo.
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