A través del proyecto Agenda para el fortalecimiento de instituciones para la democracia, se busca analizar la transición democrática de México, y una de las principales preocupaciones de los investigadores involucrados, comenta el doctor Cabrero, es la incapacidad mostrada por los políticos mexicanos de los diferentes partidos para construir acuerdos.

“Particularmente, el poder legislativo ha adquirido un poder que no tenía en México. Un proyecto relacionado con esto es el Monitor legislativo, que busca analizar el desempeño en las cámaras para compararlo con el de otros congresos o parlamentos, pues queda claro que en las últimas legislaturas ha habido pocos resultados en la
generación de acuerdos”.

Frente a esta problemática, el director del CIDE afirma que una opción para superar la falta de acuerdo es la reelección, tanto de legisladores como de presidentes municipales, pues con ello se obliga a los servidores públicos a ejercer la rendición de cuentas ante la ciudadanía, y se profesionalizaría su función.

“En México, lamentablemente, no hay reelección por lo que, cuando un diputado o senador es electo, sabe que no deberá volver a la población que lo eligió para pedir nuevamente su apoyo, y entonces el político se olvida de su lealtad a los electores y sólo se queda con la lealtad a su partido, de modo que cada decisión tomada se basa en la conveniencia del partido al que pertenece”.

Por otra parte, la reelección también permitiría a los funcionarios adquirir la experiencia necesaria para desempeñar su función.

“Lo deseable sería que los legisladores prepararan su gestión previamente a su elección y trabajaran eficientemente durante sus tres años de administración, pero esto es difícil, pues el proceso electoral consume la mayor parte de su energía y, una vez electos, durante el primer año, tratan de entender de qué se trata, en el segundo, preparan algunas iniciativas, y en el tercero ya
están analizando las posibilidades para continuar con su carrera política; entonces difícilmente podemos pensar que en tres años un político logre la profesionalización”.