Tanto el dualismo como la fenomenología en sus expresiones contemporáneas han dado resultados no muy convincentes en ocasiones, ya que el primero degenera en automatismos, y el pensamiento fenomenológico resulta insuficiente respecto de su propuesta inicial, cuando privilegia la representación sobre la presencia. Así pues, es difícil encontrar una vía de reflexión que nos acerque al tema del cuerpo.

Cuerpo es extensión, presencia, lugar, espacio, tiempo y, como tal, una vida que transcurre, una muerte irremediable. Es sufrimiento, enfermedad, cansancio, necesidad, goce, apetito; el conjunto de los sentidos traspasando la piel.

Cuerpo es esa imagen que introyectamos del otro cuando está frente a nosotros y la tomamos prestada para poder vernos; o bien, se trata de esa descripción de uno que el otro hace a partir de lo que ve, desde sus sentidos y su fantasía.

Así, el cuerpo es la circulación del sentido, como sentir y como significado. De ahí que Jean-Luc Nancy, en su libro Corpus, señale: "El cuerpo presenta el ser-sí-mismo del signo, es decir, la comunidad [unión] realizada del significante y del significado, el fin de la exterioridad, el sentido directamente sobre lo sensible". ²

Cuerpo es, igualmente, el punto en el que se une lo individual y lo social. Individual, porque desde el principio una persona es alguien en quien la naturaleza ensaya una nueva forma de expresión; social, porque también desde que somos concebidos, opera sobre nosotros un mundo de representaciones que nos obliga a repetir, a borrarnos en las generalizaciones, en los estereotipos acartonados que pretenden absorber nuestra intimidad.

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Propuesta de la dualidad mente-cuerpo
El punto de vista de la fenomenología
Cuerpo es contención, contenido y continente
Bibliografía complementaria