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SEPTIEMBRE DE 2006
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Rafael J. SalÍn Pascual

La serotonina y los estados anÍmicos

La depresión y su relación con la serotonina

Como ya se mencionó, la serotonina interviene en una gran cantidad de situaciones, lo cual permite comprender por qué su mal funcionamiento puede conducir a múltiples padecimientos; los principales: depresión, ansiedad, migraña y alteraciones en la alimentación, entre otros.

Es muy recomendable que las personas diagnosticadas con dichos padecimientos tengan una información médica elemental; esto les permitirá entender mejor lo que los profesionales de la salud les digan sobre sus enfermedades y el funcionamiento de los medicamentos que se les prescriben, pues así podrán ser más críticos y exigir explicaciones acerca de lo que les sucede.

La depresión mayor está por colocarse entre los diez primeros lugares de morbilidad para 2020, según la Organización Mundial de la Salud. La interacción de factores biológicos (llamados vulnerabilidad genética) hacen que una persona sea más proclive a deprimirse ante presiones externas e incluso sin ellas, esto posiciona a la depresión como un problema de salud pública con cifras de 10 a 30% de la población mundial.

Se trata de una epidemia silenciosa, que en la mayoría de las personas no se ve como enfermedad, sino como una debilidad de carácter . La expresión échale ganas , refleja una percepción errónea de la ideología dominante respecto a este problema, pues es difícil que un defecto bioquímico cerebral sea compensado sólo con la voluntad, como suelen suponer tanto pacientes como familiares. Si le pidiéramos a un diabético, que le eche ganas, ¿este mero acto sería capaz de iniciar la producción de insulina por los islotes pancreáticos? Entonces, ¿por qué le pedimos algo equivalente a un depesivo?

La depresión mayor es quizá la dolencia con la que más se ha vinculado a la serotonina: esto queda claro al confirmar que la mayoría de los medicamentos antidepresivos aumentan los niveles de esta sustancia en las sinapsis.

En los cerebros de enfermos con depresión que se llegan a suicidar, se han encontrado muy bajos los niveles de serotonina, lo mismo que en pacientes en los que se toman muestras en el líquido cefalorraquídeo (lo que señala la presencia de un defecto en la regulación de la sertonina, pues la neurona no corrije esa baja)3, sin embargo, no es sólo el nivel de serotonina lo que se ve afectado; hay también otros sistemas de neurotransmisión que presentan una mala regulación en los estados de depresión, como norepinefrina, dopamina, acetilcolina y la hormona liberadora de la corticotrofina, entre otros.

También se sabe, en la actualidad, que las personas con depresión crónica presentan alteraciones finas en ciertas zonas del cerebro (que se detectan sólo con técnicas de imágenes cerebrales como la resonancia magnética funcional); se trata de zonas como la corteza prefrontal y el hipocampo. La primera se encarga de funciones como ejecución motora, toma de decisiones, juicio4; e inclusive influye sobre aspectos morales y éticos; la segunda sería algo equivalente al disco duro del cerebro. La llamada pseudo demencia del deprimido se explica por el daño que sufre la zona del hipocampo; luego, estar deprimido es algo grave, no sólo por el alto riesgo de suicidios que este estado provoca, sino porque a la larga ocurre un deterioro gradual de las llamadas funciones mentales. La buena noticia, es que el tratamiento de la depresión puede restituir las funciones de ese disco duro .

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