Ciencia y Desarrollo CONACYT
JULIO DE 2006
Inicio
Artículos
Artículos anteriores
Entrevista
Descargar Internet Explorer
Descargar WinZip
Descargar Adobe Reader
Descargar Quicktime

Descargar RealPlayer

Descargar Flash Player

Victoriano Garza Almanza

LOS CIENTÍFICOS DEBEN ESCRIBIR

Concluir, escribir y publicar

El trabajo de un científico no termina en el instante en que, después de un largo periodo de investigación, obtiene sus resultados y llega a una conclusión. En ese momento, es quizá la única persona que posee una pizca de conocimiento sobre el problema que escudriñó y resolvió. En apariencia ya todo está hecho, pero nada está dicho.

Ya sea que el científico trabaje en equipo o de manera individual, por el tipo de labor que desempeña, ha pasado a formar parte de una estructura social denominada comunidad científica, caracterizada –además de la especialización que distingue a sus miembros–, porque todos comparten la labor de producir constantemente nuevo conocimiento, así como la difusión del mismo a través de diversos medios.

Cuando se termina una investigación, los resultados obtenidos por el científico no marcan el punto final, sino el comienzo de una nueva etapa de trabajo que tiene como propósito dar a conocer a la comunidad científica y al público en general, lo que realizó a partir de ciertos supuestos y condiciones. Esto tiene que hacerse en fases cíclicas: primero, escribir con cuidado lo que hizo, cómo lo hizo, qué resultó y a qué conclusiones llegó y, segundo, publicar sus hallazgos en revistas científicas (figura 1).

Acto seguido, el documento se imprime y distribuye; el conocimiento generado pasa al dominio público. Esto ocurre porque la escritura se integró en el sistema de comunicación usado por los científicos para construir, describir, defender y presentar sus ideas. Aunque el discurso oral es necesario para compartir ideas y estimular el pensamiento, no es suficiente para hacer ciencia.

La investigación es una de las dos actividades más importantes del científico, la otra es la escritura. “Un científico —dice John Ziman— es un hombre de pluma; escribir libros es su vocación”. La escritura interactiva es tan importante para el investigador que no puede prescindir de ella, pues, además de los usuales artículos científicos que son la esencia pura de su labor, también redacta notas sobre ideas, apuntes de lecturas, cartas a colegas, comentarios, mensajes y otras cosas que retroalimentan su oficio (cuadro 1).

Robert Day, autor de uno de los libros de escritura científica más socorridos por quienes buscan aprender a escribir artículos, conferencias, reseñas o tratados, refiere que “el objetivo de la investigación científica es la publicación. Los hombres y mujeres de ciencia, cuando comienzan como estudiantes graduados, no son juzgados principalmente por su habilidad en los trabajos de laboratorio, ni por su conocimiento innato de temas científicos amplios o restringidos, ni desde luego, por su ingenio o su encanto personal: se les juzga y se les conoce (o se les desconoce) por sus publicaciones”.

Inicio
Publicar o morir
La escritura en la formación
Bibliografía

 
 

 

 
 
desarrollado por quadrato