Aún en la actualidad, la mayoría de los hombres de negocios considera poco prioritario e incluso innecesario invertir tiempo y dinero en la creación de conocimiento y tecnología propios para incrementar la competitividad de sus empresas.
La razón fundamental de esta afirmación es que la mayoría de las empresas opera en escenarios de corto plazo y carece de recursos financieros para invertir en investigación y desarrollo. El ingeniero José Giral Barnés, director general del Centro Mexicano de Gestión Empresarial de la UNAM, señala que esta situación no es exclusiva del sector empresarial mexicano, sino que priva prácticamente en todo el orbe. “En el mundo entero las empresas prefieren adquirir tecnología y conocimiento, no gastan el tiempo en generarla; son relativamente pocas las empresas que entienden la necesidad de apostar a largo plazo y cuentan con los recursos para hacerlo. En la Unión Europea, por ejemplo, se propusieron fomentar la participación de las empresas en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I) con el fin de que éstas invirtieran en más de las dos terceras partes del gasto total para este rubro en cada país; para lo cual se estableció una meta de 3% del PIB para emular el esfuerzo que ha estado realizando Estados Unidos, país en el que apenas se ha logrado llegar a la mitad, a pesar de la cantidad de apoyos y subsidios que se otorgan a las empresas como estímulo a su inversión en I+D+I.”
Ante este panorama, y para tratar de convencer al empresariado mexicano de que aprovechar el conocimiento generado en México e invertir en innovación puede traer beneficios a sus negocios, el ganador del Premio Nacional de Química 1984 comenta: “conviene distinguir entre conocimiento e innovación. Para lo primero, hay que ofrecer a los empresarios conocimiento bien procesado (subsidiado, como lo hacen todos los países), y no una colección de datos inservibles.”
Por otro lado, si se quiere incentivar a las empresas para que practiquen la innovación existen dos caminos: uno lo ha estado siguiendo muy bien Conacyt, formando cuerpos de evaluadores, convocando paneles y consejos técnicos de expertos, y desarrollando metodologías cada vez más eficientes para elegir aquellos proyectos de empresas interesadas en llevar a cabo desarrollos tecnológicos.”
Lo que no se ha hecho en México y, sin embargo, ha sido el motor de la innovación en países punteros, es que el gobierno convoque a la creación de nuevos desarrollos.”
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