Una alternativa de la acuicultura


Una alternativa de la acuicultura
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En México, la acuicultura se ha posicionado como una de las principales fuentes de alimento de origen animal y de alta calidad, para consumo de la población a costos accesibles, por lo que cada vez toma mayor relevancia económica. En 2011, del total de la producción pesquera nacional, 39% correspondió a la producción acuícola nacional y, de ésta, la de camarón cubrió 58%.
     La FAO define acuicultura como el cultivo de organismos acuáticos en áreas continentales o costeras que implica, por un lado, la intervención humana en el proceso de crianza con el fin de mejorar la producción y, por el otro, la propiedad individual o empresarial del stock (agrupación de especies con características ecológicas similares) cultivado.1

En el mundo existe un problema en relación con la satisfacción de alimento de origen animal de alta calidad para consumo humano, sobre todo, en las zonas rurales. México no es la excepción. 

     En el ámbito gubernamental, la acuicultura ha sido considerada una actividad de seguridad alimentaria nacional y, en respuesta a tal imperativo, se ha desarrollado esta actividad, dando origen a cultivos de diferentes especies —tanto en agua dulce como en la salobre— los cuales varían en función de la cantidad de organismos sembrados por metro cuadrado (extensivos, semi-intensivos e intensivos). No obstante, este desarrollo ha sido insuficiente y, para tal demanda, continúa la búsqueda de alternativas de desarrollo de la acuicultura a nivel mundial, una de las cuales es la maricultura, definida por la FAO como el cultivo del producto final (engorda) en agua de mar, aunque en los estados tempranos de su ciclo de vida, los organismos hayan sido cultivados en agua salobre o dulce.2 

En 1970 se inició el auge de la maricultura a través del desarrollo de sistemas intensivos con jaulas en las que se cultivaba crías de salmón. Actualmente estos cultivos son realizados con otros tipos de peces como dorada, atún y pargo, entre otras especies de importancia comercial1 (gráfica 1). Esto ha incrementado la producción pesquera nacional basada en el cultivo y la engorda de especies expuestas a condiciones marinas inalteradas, la cual se divide en dos tipos de práctica: la costera y la oceánica, las cuales generan beneficios como crecimiento empresarial, divisas y empleos. La primera se practica en profundidades menores de 30 metros y/o en lagunas costeras, mientras que la segunda se practica con jaulas ubicadas en aguas oceánicas inalteradas; es decir, fuera de la influencia de procesos litorales y continentales.I

     En la maricultura oceánica, las especies cultivadas son las de gran tamaño, pues crecen rápidamente, por lo que tienen importancia comercial en los ámbitos nacional e internacional (como el atún), ya que permiten la rentabilidad del cultivo; mientras que, en la maricultura costera, las especies son diversas: peces, crustáceos, moluscos y algas, entre otras.

Actualmente, existe interés por conocer y dominar esta actividad de manera rentable, ya que se basa en investigación aplicada (nutrición, genética, sistemas de cultivo, patología, aspectos socioeconómicos, tecnológicos y oceanográficos, entre otros rubros), orientada a una producción con bajos costos de operación.
     Entre las ventajas que tiene el desarrollar la maricultura, en lugar de la acuicultura tradicional, que se lleva a cabo en estanques terrestres, podemos mencionar:2 
     Aumento en la producción, debido a las mejores condiciones naturales que minimizan la situación de estrés y la aparición de enfermedades, hecho que puede duplicar los rendimientos de la acuicultura terrestre.
     Evitar el problema de disponibilidad de espacio terrestre, al desarrollar los cultivos directamente en el mar o en zonas inter-mareales, lo cual también permite disminuir los conflictos con otras actividades económicas.II
     Disminución de los costos totales de producción y de instalación de estaciones de bombeo y emisores para la captación y devolución del agua, junto con el consumo energético derivado del bombeo necesario para mantener el flujo de agua requerido en un sistema terrestre

Jaulas   

Las jaulas utilizadas en los cultivos de maricultura se han diseñado con la finalidad de proporcionar un ambiente que evite situaciones de estrés y, dentro de lo posible, permitir una adecuada circulación de agua para evitar la acumulación de residuos en el área de cultivo.
     Las jaulas suelen instalarse en agrupaciones formadas por un sistema, que varía dependiendo de la zona donde se coloque. En uno de ellos, cada jaula se expone al choque de fuerzas de las corrientes de aire —tanto de las superficiales, como de aquellas que corren debajo de la superficie del agua— de manera que se unen directamente a la estructura de fondeo, lo cual afecta la durabilidad del sistema. El diseño de las jaulas considera tanto las flexibles como las de estructura rígida y/o una combinación de ambas, las cuales se clasifican en: fijas, flotantes, semisumergibles y sumergibles (figura 1).
     El éxito de esta actividad depende de conocer y dominar varios aspectos como: la biología de la especie seleccionada, la disponibilidad de alevinesIII de buena calidad para engorda, así como la elección adecuada del tipo de jaula y el sitio en el que se debe instalar.

Un aspecto muy importante para desarrollar esta actividad es elegir los sitios para colocar las jaulas, considerando una planeación en la que la viabilidad ecológica y económica persista.
     La selección debe darse bajo un esquema que propicie la evaluación de los diferentes aspectos —físicos, ambientales, económicos y sociales— que perfilan la zona, así como las características requeridas de la especie marina que se pretende cultivar, a fin  de evitar posibles repercusiones negativas en los ecosistemas circundantes, ya sea en actividades establecidas en la región, en zonas de importancia para la conservación, o en zonas sensibles, como las áreas naturales protegidas.
     Una buena planeación incrementa las posibilidades de éxito a largo plazo, y garantiza la rentabilidad de la actividad sin deterioro de los ecosistemas, además de evitar conflictos con otras actividades que se llevan a cabo en el mismo espacio costero.3 Al respecto, lamentablemente, aún se carece de un método exacto que oriente la elección de los sitios ideales para desarrollar la maricultura; sin embargo, se cuenta con herramientas como los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y las técnicas de Evaluación Multicriterio (EMC), que permiten visualizar espacial y gráficamente las características de la región de interés, así como obtener una evaluación de éstas.

A diferencia de la acuicultura de camarón, en la cual las semillas son provistas por varios laboratorios del litoral mexicano, en la maricultura resulta un reto contar con laboratorios que proporcionen crías o alevines de peces marinos de importancia comercial.IV Otro reto es contar con un método que permita identificar y seleccionar adecuadamente los sitios para instalar las jaulas marinas costeras y oceánicas.V 
     En referencia al desarrollo de la maricultura oceánica, los inversionistas señalan aún más desafíos, como: igualar el costo de la producción y determinar qué especies son adecuadas para este tipo cultivos, ya que, normalmente, al incrementar la producción, el precio de venta suele bajar, lo que afecta la viabilidad económica.
     Aunque existen avances en la maricultura, es todo un reto llevarla a cabo de manera sustentable y lograr que se convierta en una actividad rentable. En México, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca ha invertido en el desarrollo de esta actividad productiva.VI 
     En cuanto al desarrollo de maricultura costera, podemos citar un ejemplo: en el CIAD-Mazatlán se realizó un proyecto piloto para el cultivo de pargo, en la costa de Sinaloa. Algunos de sus resultados obtenidos a través de la innovación tecnológica son: la producción de alevines y la generación de un alimento rico en proteína para su alimentación, lo cual se reflejó en una producción de peces con sabor muy agradable al paladar de los consumidores locales.

María Natividad Torres Ramírez

Es docente en el Programa de Doctorado en Ciencias en Recursos Acuáticos, en la Facultad de Ciencias del Mar, de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

César Alejandro Berlanga Robles

Es docente-investigador SNI (II), del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo – Unidad Mazatlán, en Acuicultura y manejo ambiental. Su línea de investigación versa sobre Ecología del paisaje de la zona costera y diversidad de ecosistemas costeros. 

Nicolás Castañeda Lomas

Es docente-investigador en la Facultad de Ciencias del Mar, de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Su línea de investigación es Manejo de recursos pesqueros y acuícolas.

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