La radiactividad se mide a partir del número de desintegraciones de núcleos por segundo (la unidad de medida es el Becquerel —Bq—, el cual es igual a una desintegración por segundo; la antigua unidad era el Curie —Ci—), pero el número de desintegraciones no indica qué cantidad de energía es emitida ni cuánto daño se puede causar; para ello se introdujeron dos unidades más: la dosis absorbida —Gray (Gy)—, y la porción efectivamente recibida —Sievert (Sv)—. La figura 2 ejemplifica las tres unidades.
FIGURA 2. La medición de la radiación puede ser representada empleando una máquina lanza-pelotas de tenis, a alta velocidad. El número de pelotas que arroja puede compararse con la actividad de la radiación emitida por una fuente (Becquerel), las pelotas que llegan a tocar al tenista representan la dosis absorbida (Gray) y aquellas que le pegan en la cara son comparadas con la dosis efectiva (Sievert)