Chaya
usos y beneficios


Chaya
usos y beneficios
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Son muchas las páginas en internet o publicaciones impresas que refieren bondades casi milagrosas a diversas plantas. A la chaya (Cnidoscolus chayamansa) también se han atribuido propiedades curativas para casos de diabetes, cáncer y colesterol, entre otros padecimientos; sin embargo, ¿qué parte de esta información se ha corroborado de forma científica? Para responder esta pregunta, buscamos artículos científicos publicados en bases de datos reconocidas como EBSCO, PubMed, Science Direct y SciELO, y aquí hemos incluido, principalmente, las experiencias relativas al uso de la chaya como alternativa médica, las cuales demostraron que ésta viene a ser un coadyuvante contra los efectos de la diabetes; aunque, también incluimos estudios sobre otras propiedades de la planta

Apesar de que algunos de los reportes encontrados no siempre gozan de total credibilidad, demuestran, con bases científicas, una diversa gama de propiedades curativas, no sólo para controlar la diabetes (por ser hipoglucemiante), sino también como auxiliar para disminuir colesterol, triglicéridos y combatir tumores cancerosos.

La chaya (también chay o árbol espinaca) recibe el nombre científico Cnidoscolus chayamansa Mc Vaugh (chaya) o Cnidoscolus aconitifolius (Milles), ambos aceptados como sinónimos.1 Esta planta crece en América Central: Belice, Guatemala, Honduras y en lugares calientes de México, como Tabasco y la península de Yucatán, así como en Nigeria, África.
     Uno de los aspectos ventajosos de la chaya para la población es que crece de forma silvestre y es ideal para el cultivo en traspatios de casas, en jardines o macetas, lo que permite tenerla disponible para consumo cotidiano.2

Varios reportes coinciden en señalar que la chaya es rica en hierro y proteína de buena calidad (cerca de 5.7% de proteína), pero que también contiene fibra cruda (1.9%), calcio (199 mg/100g), potasio, vitaminas A y C, además de compuestos carotenoides, minerales magnesio, sodio, cobre y zinc, esenciales para las funciones cerebrales y el crecimiento.
     Las propiedades nutricionales de sus hojas son superiores a las de la espinaca, amaranto, col o lechuga;3, 4, 5 y su consumo más común consiste en degustar sus hojas crudas en ensalada, aunque también pueden ser ingeridas después de una ligera cocción; sin embargo, su consumo más común, para propósitos medicinales es en forma de té, para lo que se utilizan, principalmente, sus hojas, aunque también se puede preparar infusiones con tallos y raíz.
     Lo más recomendable es usar cinco hojas largas de chaya (o más, si son pequeñas), cortarlas en trocitos y cocerlas en un litro de agua, por 20 minutos. Una vez fría, la infusión puede ser adicionada con unas gotas de lima o sal y tomar tres tazas a lo largo del día.6, 7 Según los reportes, de esta manera se obtienen los mejores beneficios como disminución de los niveles de glucosa en sangre para diabéticos, regulación de la presión arterial alta y, además, en el paquete viene incluido el suministro de antioxidantes.

Los extractos de chaya se pueden hacer en forma de té, es decir, extractos acuosos, poniendo hojas de chaya, frescas o secas; aunque también pueden ser tallos hervidos durante cinco minutos en agua. Ésta es la forma en que la mayoría de la población consume la chaya. Sin embargo, los científicos prueban otras sustancias para hacer la extracción, pensando que de esta manera se obtienen otras sustancias que no se disuelven fácilmente en agua. Entre las más comúnmente probadas están el alcohol etílico (extractos etanólicos) y el alcohol metílico (extractos metanólicos).
     En la mayoría de los trabajos revisados encontramos el uso de extractos acuosos a base de hojas, ya sea frescas o secas (sólo un autor, Miranda 2010,8 reporta extractos etanólicos). El principal efecto terapéutico atribuido a estos extractos es su poder hipoglucemiante, es decir, que funciona como auxiliar en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2, ya que es capaz de disminuir los índices de glucosa en sangre, según lo reportado por Figueroa y colaboradores.7 En 2009, estos mismos autores demostraron que el efecto de extractos acuosos de chaya es similar al obtenido por el tratamiento con dos de los medicamentos más usados: Glibenclamida y Metformina.
     En ratones a los que se indujo diabetes, la glucosa descendió, en promedio, de 490 a 110 mg/dL, es decir, a niveles normales de glucosa sanguínea (se consideran normales los valores que fluctúan entre 80 y 120 mg/dL). En 2010, Singfield3 reportó resultados similares en conejos, en los cuales la glicemia bajó hasta 87 mg/dL, en promedio.
     El trabajo realizado por Kulathuran y su equipo9 es el que mayor fortaleza científica ha presentado. Ellos estudiaron varios grupos de ratas diabéticas de laboratorio: un grupo de individuos diabéticos sin tratamiento, otro más que recibió tratamiento con extractos de chaya preparados con etanol; para comparar resultados, un grupo más de ratas tratadas con Glipizida (medicamento utilizado actualmente en el tratamiento de la
diabetes) y, finalmente, un grupo de ratas sanas que no recibió tratamiento alguno y sólo sirvió para comparar.
     Además de evaluar los niveles de glucosa durante el periodo de tratamiento, al final se hicieron estudios de hígado y páncreas (histopatológicos) en las ratas tratadas, lo que sirvió para comparar el estado de los tejidos de dichos órganos antes y después del tratamiento. Estos estudios son muy importantes, pues, hablando del páncreas, una causa de la diabetes es el deterioro de un grupo de células de este órgano (islo-
tes de Langerhans), que son las encargadas de producir insulina, la cual, a su vez, es responsable de que la glucosa presente en la sangre se metabolice en el interior de la célula, en lugar de acumularse en la propia sangre. Conviene aclarar
que, en pacientes con diabetes, el hígado también se puede ver seriamente dañado, por lo que se altera el metabolismo de sustancias como grasas y triglicéridos.
     Después del tratamiento con chaya, los resultados en los grupos de ratas mostraron una reconstitución parcial de los islotes de Langerhans, lo cual significa que el páncreas de las ratas fue capaz de volver a sintetizar insulina durante el tratamiento con el extracto. El daño al hígado también se vio disminuido, al revertir los niveles de triglicéridos en las ratas hasta volverlos a los niveles que se consideran normales. Pero, lo más interesante es que, en general, los beneficios obtenidos por la ingestión de los extractos de chaya fueron muy similares a los observados en el grupo de ratas tratadas con el medicamento Glipizida.
     Todos los indicadores de los grupos tratados con chaya y con el medicamento, al final del tratamiento, fueron similares a los del grupo de las ratas sanas. En otras palabras, después del tratamiento con chaya, las ratitas diabéticas presentaron similar condición a la de las sanas.

En 2009, Florence5 y colaboradores demostraron el poder antioxidante de la chaya en un trabajo que fue llevado a cabo en Nigeria, en ratas albinas. Tal como explican los mismos autores, se sabe que los radicales libres son compuestos causantes de daño a las células (proceso llamado estrés oxidativo), el cual puede ir desde el simple envejecimiento hasta el desarrollo de cáncer, en algunos órganos. Los antioxidantes, por su parte, son compuestos que disminuyen la acción de estos radicales libres.
     Una de las muchas defensas que el organismo tiene es una enzima denominada superóxido-dismutasa, que previene estos daños en la célula, al igual que antioxidantes como la vitamina E y los compuestos presentes en la chaya. El trabajo de Florence dejó en claro que la chaya estimula la actividad de la enzima superóxido-dismutasa y protege las células del estrés oxidativo. 
     Por otro lado, existen dos trabajos que demuestran el poder antitumoral de los extractos de chaya: Kulathuran y Lorca10, 11 experimentaron en ratas a las que se indujo un tumor que se dejó crecer por varios días, proceso que se vio considerablemente disminuido por el tratamiento con los extractos mencionados; además, el promedio de vida en los grupos tratados aumentó entre 66 y 72% respecto del grupo no tratado.
     También se ha demostrado el poder hipolipidémico de las hojas de chaya, es decir, la propiedad que tienen de disminuir el índice de grasas, como colesterol y triglicéridos, en el organismo.
     Aunque en estos trabajos también se ensayó con etanol y metanol, los extractos acuosos parecen ser los más adecuados para conducir a resultados benéficos. En los experimentos con ratas se logró disminuir hasta 40% la concentración de triglicéridos, además de demostrar un efecto protector al riñón. Este dato es relevante, dado que una de las mayores complicaciones en diabéticos es el daño al riñón, causa de la mayoría de los decesos.12
     Por último, se ha comprobado, con base en estudios toxicológicos, que el consumo de chaya es totalmente seguro, por no presentar riesgo alguno para la población, aun cuando se consuma de manera cotidiana, en cualquiera de sus formas.13

En síntesis   

La chaya (C. nidoscolus o C. aconitifolius) ha mostrado tener propiedades sorprendentes, pasando a ser uno de los productos naturales que con mayor cuidado científico debería ser estudiado. Así, todos estos estudios indican que los extractos acuosos de hojas, tallo y raíz son excelentes para revertir los daños por diabetes, estrés oxidativo o cáncer. 

José Luis Herrera Díaz

Es Licenciado en Nutrición, por la Universidad Autónoma de Durango y Master Internacional en Nutrición y Dietética, por la Universidad Europea Miguel de Cervantes, España. Actualmente, está adscrito a la Unidad de Clínica Familiar del Hospital “Ramón y Cajal”, del ISSSTE, como nutriólogo del programa PrevenISSSTE. Ha colaborado en estudios de biodisponibilidad de hipoglucemiantes, con investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas-UJED. Es, además, catedrático de la UAD. C. e.: jlhd_1967@hotmail.com

?Olga Dania López Guzmán

Es Doctora en Ciencias Medioambientales. Catedrático de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango. C. e.: loguz_1999@yahoo.com

Melissa Bocanegra Salazar

Es Doctora en Ciencias Medioambientales adscrita a la Facultad de Ciencias Forestares de la Universidad Juárez del Estado de Durango. C. e.: mbs1502@hotmail.com

Maribel Cervantes Flores

Es Doctora en Ciencias con experiencia en el Área Inmunológica. Adscrita a la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango. C. e.: mcf_di@yahoo.mx

Eduardo Lozano Guzmán

Es Doctor en Ciencias Biomédicas con experiencia en ensayos sobre extractos de propóleo, orégano y ajo y sus combinaciones con diversos antibióticos. Ha dedicado gran parte de su investigación a la cromatrografía líquida de alta resolución en el área de biofarmacia. Adscrito a la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango. C. e.: elozano@ujed.mx

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