¿Pueden las deficiencias de vitaminas y minerales provocar obesidad?


¿Pueden las deficiencias de vitaminas y minerales provocar obesidad?
      Autores

¿Pueden las deficiencias de vitaminas y minerales contribuir al problema de obesidad en México? Esta es una pregunta complicada y la respuesta tampoco es sencilla. Pero más importante aún es entender ¿cómo es que llegamos a plantear esto como una posibilidad? Por ello, resulta imprescindible revisar un poco de la historia de los problemas relacionados con una mala alimentación en México.

Durante años, el principal problema de una mala alimentación, en México y en el mundo, estuvo relacionado con desnutrición. La desnutrición no sólo es la consecuencia de consumir poco de los nutrimentos necesarios, como carbohidratos, proteínas y grasas, sino que también se refiere a comer poco de micronutrimentos.

Las vitaminas y minerales son indispensables para que el cuerpo humano funcione adecuadamente y, por consecuencia, para tener una buena salud. La mayoría de las vitaminas y minerales se obtienen de los alimentos, ya que nuestro cuerpo es incapaz de producirlos.

Cuando existen deficiencias de micronutrimentos asociadas a una desnutrición, hay consecuencias importantes que pueden llegar a ser irreversibles. Por ejemplo, una deficiencia severa de hierro en los primeros dos años de vida, puede ocasionar anemia ferropénica, la cual provoca alteraciones tan severas en el desarrollo mental y físico de los infantes, que éstos nunca llegan a recuperarse.1 La deficiencia de zinc y de vitaminas A y C disminuye la respuesta inmune del cuerpo, es decir, reduce su capacidad de defenderse de microorganismos.2 Por lo tanto, deficiencias de algunos micronutrimentos aumentan el riesgo de presentar enfermedades de tipo infecciosas, como infecciones respiratorias agudas y diarreicas agudas. Es por ello que durante muchos años este tipo de padecimientos transmisibles fueron las principales causas de muerte en nuestro país. De 1910 a 1970, dentro de las principales causas de muerte se encontraban enfermedades como neumonía, diarrea, gastroenteritis, gripe, entre otras, todas ellas relacionadas con deficiencias de vitaminas y minerales.

En 1970 aparecen, por primera vez, las enfermedades cardiovasculares dentro de las primeras 10 causas de muerte en México, seguido de enfermedades infecciosas y, a partir de entonces, los problemas de salud pública comenzaron a cambiar.

De 1990 y hasta la fecha, las principales causas de muerte en nuestro país empezaron a incluir la diabetes, enfermedades del corazón y cerebrovasculares. Estos padecimientos tienen en común un factor de riesgo: la obesidad. En 1988, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en mujeres mayores a 20 años era de 34.5%, y once años después, subió a 62%, un aumento de casi 28 puntos porcentuales, algo nunca reportado antes.3 Desde entonces, las encuestas nacionales de salud y nutrición del país comenzaron a monitorear de cerca el aumento en las prevalencias de obesidad en todos los grupos de edad. En la actualidad, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en el ámbito nacional, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de medio camino 2016, es de 72.5% en adultos, comparado con 71.2% en el 2012.4,5 Por lo tanto, la obesidad es considerada un problema serio de salud pública en nuestro país.

 Existen muchas causas de obesidad, dentro de las cuales las más comunes son una mala alimentación y la falta de actividad física, es decir, un desbalance energético, donde se consumen más calorías de las que se gastan. La alimentación de la población mexicana ha cambiado mucho en los últimos años; hoy en día se sabe que la ingesta de azúcar y grasa saturada es muy elevada, contrario a la de fibra, que es cada vez más baja.6 El consumo de azúcar añadido proviene, en su mayoría, de bebidas azucaradas como refrescos, jugos y bebidas endulzadas. Al mismo tiempo que se tiene una alimentación de excesos calóricos, existe un riesgo de tener un consumo deficiente de vitaminas –vitamina A, C, y D–, minerales esenciales –calcio, hierro y zinc–. Es decir, la población mexicana tiene un alto riesgo de obesidad, y de presentar deficiencia en micronutrimentos.7

 

Durante muchos años, el estudio de las deficiencias de micronutrimentos se concentró en las poblaciones desnutridas. Sin embargo, en la actualidad la desnutrición ha disminuido, la obesidad ha aumentado y las deficiencias de vitaminas y minerales persisten. Se ha observado que en algunos lugares del mundo la obesidad aumenta con mayor velocidad en poblaciones con deficiencias de micronutrimentos, lo que lleva a pensar que estas deficiencias pueden estar contribuyendo al aumento en la acumulación de grasa de algunas poblaciones. O, por el contrario, que la misma obesidad podría estar provocando la deficiencia de vitaminas y minerales.8

 Existen vitaminas y minerales que tienen funciones importantes en el metabolismo de energía –intervienen en la producción de energía de nuestro cuerpo, así como el gasto energético–, y combate a la oxidación e inflamación del cuerpo humano, como son el zinc, las vitaminas A, C, D y E. El consumo deficiente de estos micronutrimentos pudiera aumentar la acumulación de grasa en el individuo y contribuir al desarrollo de obesidad. Inclusive se ha observado que puede aumentar el riesgo de otros padecimientos asociados con la obesidad como diabetes y enfermedades del corazón, como infarto agudo al miocardio. Por otro lado, las personas con obesidad tienen, por lo general una alimentación alta en calorías, pero no de buena calidad, y pueden llegar a tener un bajo consumo de vitaminas y minerales. Se ha documentado también, que las vitaminas A y D quedan “atrapadas” en el tejido adiposo de la persona con obesidad y no están disponibles para llevar a cabo sus funciones. En estos casos, la obesidad estaría ocasionando la deficiencia de vitaminas y minerales, y éstas, a su vez pueden contribuir con las alteraciones del metabolismo energético del cuerpo, desarrollándose un ciclo vicioso.

Conclusiones   

La obesidad es una enfermedad causada por múltiples factores. Entonces, ¿es la deficiencia de micronutrimentos otro factor de riesgo? La evidencia científica ha demostrado que es importante tener adecuadas concentraciones de vitaminas y minerales para disminuir la acumulación de grasa en el individuo obeso y así disminuir el riesgo de otras enfermedades asociadas con la obesidad. Por lo tanto, para prevenir este padecimiento, es importante asegurar un consumo adecuado de vitaminas y minerales.

Olga Patricia García Obregón

Es Química de Alimentos egresada de la UNAM, con una maestría y un doctorado en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de California, Davis, Estados Unidos de América. Actualmente es Profesor-Investigador de Tiempo Completo de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro. Es investigador Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt y cuenta con perfil PRODEP otorgado por la Secretaría de Educación Pública. Sus líneas de investigación son: vitaminas y minerales y su efecto en la salud, enfermedades no transmisibles, y seguridad alimentaria.

 

 

Av. Insurgentes Sur 1582, Col. Crédito Constructor • Alcaldía. Benito Juárez C.P.: 03940, México, CDMX Tel: (55) 5322-7700
Comentarios, sugerencias y dudas sobre este sitio de internet y sus sistemas:
Centro de Contacto y Soporte Técnico  

DERECHOS RESERVADOS © 2019
Políticas de Privacidad