¿La enfermedad de hígado graso no alcóhlico es un asunto de adultos?


¿La enfermedad de hígado graso no alcóhlico es un asunto de adultos?
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En 1980, el patólogo J. Ludwig y colegas, al observar al microscopio laminillas con muestras de tejido de hígado provenientes de personas adultas, encontraron que había una inflamación a nivel celular muy similar a la que se presenta en la enfermedad de hígado graso, provocada por el consumo de alcohol. Sin embargo, lo que llamó la atención de los investigadores fue que, en este caso, las personas de las que provenían las muestras no consumían alcohol por lo que la causa de la inflamación era desconocida.

El hígado es el laboratorio del cuerpo, ya que en éste se llevan a cabo una gran cantidad de reacciones químicas que fabrican o descomponen compuestos que luego son distribuidos a otros órganos para su utilización o eliminación. La grasa fabricada por el cuerpo, o proveniente de la dieta, sirve como fuente de energía para realizar diariamente tanto actividades metabólicas como físicas. Cuando hay un exceso de grasa, de manera natural es almacenada en el tejido adiposo, lo que lleva, poco a poco, a un aumento de peso corporal, si las capacidades del tejido adiposo se ven rebasadas la grasa se empieza a filtrar o acumular en el hígado, al sobrepasar 5% de su peso se comienza a alterar su funcionamiento normal; si esto sucede en ausencia de consumo de alcohol y de otras causas secundarias de enfermedades hepáticas, se conoce como enfermedad de Hígado Graso No Alcohólico (HGNA).

En las primeras etapas de la enfermedad la mayoría de las personas se siente bien de salud, por ello se considera que es una enfermedad silenciosa, pues tiene pocos o ningún síntoma. La acumulación de grasa en el hígado, con el tiempo puede llevar a que se empiecen a dar fallas de funcionamiento en éste órgano y, entonces se produzca una inflamación, dando paso a la siguiente etapa denominada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).

Juntas, la acumulación de grasa y la inflamación pueden llegar a generar lesiones en el hígado, que éste trata de auto reparar, provocando la formación de cicatrices llamadas fibrosis, es decir, se da una esteatohepatitis no alcohólica con fibrosis, una forma más severa y progresiva de EHNA. El avance en esta fase desencadena en cirrosis donde el tejido queda dañado para siempre y el hígado deja de funcionar correctamente. La última etapa puede ser fatal y es la aparición de cáncer hepático.

Figura 2. Evolución de la enfermedad de hígado graso no alcohólico

Mientras algunas investigaciones científicas establecían que la acumulación de grasa, por sí sola, no era un problema para la salud ya que ésta no evoluciona, nuevos estudios indican que se puede pasar de la primera etapa directamente a la tercera, es decir, de esteatosis a esteatohepatitis con fibrosis, lo que estaría indicando que la acumulación de grasa en el hígado no es una condición totalmente benigna.

La primera señal de que una persona quizá tenga HGNA es un resultado elevado en los análisis de rutina (aminotransferasas séricas, triglicéridos y colesterol elevados, bajas HDL-C, glucosa en ayuno alterada, resistencia a insulina).

Se puede sospechar de HGNA cuando ocurra todo lo siguiente:

  • Obesidad
  • Las enzimas del hígado son elevadas
  • No parece haber una causa obvia de la enfermedad del hígado como el uso de ciertos medicamentos, hepatitis viral o abuso de alcohol
  • Las radiografías, ultrasonidos o pruebas similares demuestran la presencia de grasa en el hígado
  • A través de una biopsia del hígado se puede diagnosticar si existe daño. Para ello se inserta una aguja a través de la piel que permita sacar un pequeño trozo del hígado. Este trozo de tejido se examina con un microscopio.
    • Si solo hay infiltración de grasa sin inflamación, es el inicio de HGNA
    • Si hay infiltración de grasa, inflamación y daño en las células, es EHNA

Hace treinta años el HGNA era considerado una enfermedad de los adultos, sin embargo, la comunidad médica ha sido testigo de una elevación en su prevalencia que parece haber ido de la mano junto con el aumento de los índices de sobrepeso y obesidad. En general, el HGNA parece ser más frecuente en hombres que en mujeres.

Sí, un aspecto particularmente preocupante es el aumento progresivo en los casos de HGNA en niños y adolescentes. Un aspecto epidemiológico, particularmente preocupante, es el aumento progresivo de los casos de HGNA en pacientes pediátricos y adolescentes. Diversos informes revelan una prevalencia del 2 al 13% (considerando individuos de América del Norte y del Sur, Europa, Asia y Australia), de los cuales 81% tienen obesidad o sobrepeso, asimismo parece ser más frecuente en hombres que en mujeres en una relación 2:1.

En México, estudios clínicos realizados en personas diagnosticadas con HGNA han demostrado que la obesidad y el síndrome metabólico están presentes en estos pacientes.

De acuerdo con una investigación realizada por el CIAD3 y realizada en el área rural y urbana del estado de Sonora, en el noroeste de México, 6 de cada 100 niños tienen síndrome metabólico, volviéndolos susceptibles de padecer HGNA.

Se sospecha de la presencia de HGNA en niños cuando los análisis de rutina mencionados anteriormente están alterados, hay obesidad, circunferencia de cintura aumentada, obscurecimiento de pliegues de la piel o axilas e hígado agrandado.

Aunque el ultrasonido no puede diferenciar las distintas etapas de la enfermedad, resulta un método no invasivo que puede ayudar a determinar la presencia de grasa en el hígado, sobre todo en niños. En este sentido, un estudio en cursoI en niños sonorenses con obesidad de 6 a 12 años y sin síntomas manifiestos de la enfermedad encontró que 22% de ellos tiene ya infiltración de grasa hepática.

Entre las causas asociadas con su aparición se encuentran la edad, obesidad, así como las enfermedades asociadas a ésta, tales como la resistencia a insulina, síndrome metabólico y diabetes tipo 2. Los pacientes con obesidad central o visceral se caracterizan por tener resistencia a insulina, lo que eleva la probabilidad de tener HGNA.

No todas las personas obesas tienen HGNA. El Instituto Nacional de Medicina Genómica en México encontró que la población mexicana con ancestría indígena tiene una variante genética que la vuelve más susceptible de padecer esta enfermedad, particularmente, cuando se expone a promotores del desarrollo de obesidad infantil como una alimentación elevada en azúcares, grasa y poca actividad física.

Los jugos, néctares y bebidas de cola son uno de los alimentos preferidos por los niños. Son ricos en fructosa y glucosa, altamente energéticos y tienen poco o nada de nutrientes. Consumidos en cantidades elevadas promueven la obesidad y la probable aparición de HGNA; de igual forma puede suceder en personas no obesas pero que tienen la susceptibilidad genética.

También, los adultos que consumen diariamente bebidas endulzadas tienen casi dos veces mayor probabilidad de padecer HGNA que quienes no lo hacen. La grasa de la dieta también se convierte en una causa cuando se consume por encima de lo necesario.

Los niños con este padecimiento tienen una calidad de vida menor en comparación con niños saludables. Su presencia también plantea un riesgo de aparición temprana de complicaciones en la edad adulta y una supervivencia mucho más corta. Los síntomas más asociados con el deterioro de la calidad de vida son: fatiga, problemas de concentración, tristeza y náuseas. Además, se ha observado que los niños con HGNA tienen un estado de ánimo negativo y episodios de ansiedad en comparación con niños saludables.

Tratamiento   

Actualmente no hay un tratamiento específico para HGNA y sus complicaciones. Entre las recomendaciones más importantes están:

· Bajar de peso (en caso de tener sobrepeso u obesidad).

· Hacer ejercicio (aumentarlo en caso de ya hacerlo).

Una alimentación balanceada (por ejemplo, llevar una dieta mediterránea –incluye comidas a base de vegetales, con pequeñas cantidades de res y pollo–, más porciones de granos enteros, vegetales frescos, alimentos ricos en fibra y pescado).

· Evitar en lo posible el consumo de alcohol.

· Evitar el consumo de medicamentos innecesarios.

La pérdida de peso puede mejorar los resultados de las pruebas del hígado en personas con HGNA, incluso, ayudar a revertir la enfermedad. Las personas con HGNA a menudo padecen otras enfermedades, como diabetes, presión arterial elevada o colesterol elevados. Necesitan estar controlados de estas afecciones; para ello, se recomienda que no dejen de tomar sus medicamentos.

La investigación científica continúa trabajando para encontrar métodos más sensibles que permitan detectar las distintas etapas de la enfermedad, así como tratamientos efectivos.

1.    Ludwig, J., Viggiano, T. R., McGill, D. B., Oh, B. J. (1980) Nonalcoholic steatohepatitis: Mayo Clinic experiences with a hitherto unnamed disease. Mayo Clinic proceedings. 55:434-438.

2.    Larrrieta-Carasco, E., Acuña-Alonzo, V., Velázquez-Cruz, R., et. al (2014) PNPLA3 Ii148M polymorphism is associated with elevated alanine transaminase levels in Mexican Indigenous and Mestizo population. Mol Bio Rep (41(7):4705-11.

Martha Nydia Ballesteros

Es doctora en Ciencias por el CIAD. Su trabajo se basa en el estudio de los mecanismos por los cuales los factores de estilo de vida como alimentación (colesterol dietario, tipo de ácidos grasos, consumo de fibra dietaria), y la actividad física, afectan el metabolismo de lípidos, colesterol, lipoproteínas y su relación con padecimientos crónicos como enfermedades cardiovasculares, diabetes e hígado graso.  En los estudios clínicos desarrollados se han contemplado niños, hombres y mujeres adultos. También ha realizado estudios clínicos en pacientes diabéticos para determinar la suplementación con colesterol dietario en el metabolismo de colesterol y lipoproteínas. Correo e.: nydia@ciad.mx

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