En la actualidad, son muchos los estudios que se enfocan al desarrollo de métodos para la regeneración o creación de órganos humanos, con el fin de alargar la vida.
Al respecto, investigadores estadounidenses del Instituto Salk, en California, liderados por el doctor Juan Carlos Izpisúa-Belmonte, han desarrollado un medio de cultivo que permite la formación de un nuevo tipo especial de células madre que tiene la capacidad de proliferación.
Según Izpisúa-Belmonte, al ser modificada esta célula se puede implantar en un embrión de otra especie, acoplarse y desarrollar una estructura humana en este embrión.
Con este desarrollo, se pretende crear una plataforma para que, partiendo de la célula adulta de un paciente, se generen células humanas, tejidos y órganos en una especie animal, y así después trasplantarlos en el mismo paciente.
Hasta el momento, se ha tenido buenos resultados en ratones, sin embargo, aún se debe realizar pruebas en animales superiores como el cerdo, para demostrar la efectividad del método.
Si se obtienen los resultados esperados, este desarrollo supondrá un avance significativo en la medicina regenerativa y en el trasplante de órganos, ya que, hasta el momento, aún no se logra poner en marcha alguna estrategia o método.



La seda que producen las arañas es uno de los materiales más resistentes, de ahí que se tome como referente para la fabricación de versiones sintéticas.
Científicos de la Universidad de Bayreuth, Alemania, han logrado crear seda de araña artificial a partir de la bacteria E. coli, que se encuentra en el intestino de humanos y animales.
El equipo, liderado por el doctor Thomas Scheibel, sintetizó el segmento del gen que codifica la proteína de la seda natural y lo introdujo en dicha bacteria para producir fibras y, después, con éstas crearon la seda final.
Aunque el material no es tan resistente como la seda natural, éste es más elástico y suave; incluso, puede teñirse, utilizando las técnicas textiles habituales.
Este nuevo material puede utilizarse en la fabricación de bolsas de aire para coches, por ejemplo; en tanto eso sucede, el equipo sigue optimizando el material, combinándolo con células de ratones para crear células con las que se pueda desarrollar músculos cardíacos, piel o tejido nervioso.
