Las costas del Golfo de California son reconocidas por los expertos como un gran laboratorio natural. “Cousteau lo llamó ‘el acuario del mundo’ por su gran riqueza y diversidad de especies marinas”, expresó el Dr. Carlos Hernando Lechuga Devéze. Con sede en las instalaciones del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C. (CIBNOR), el Observatorio Jacques-Yves Cousteau de los Mares y Costas Base Pacífico Mexicano fue inaugurado el pasado 23 de junio.

Gracias a los convenios de investigación que CIBNOR tiene con diferentes instituciones francesas, así como al creciente número de investigadores mexicanos que han realizado sus estudios de posgrado en Francia, el cibnor fue seleccionado como institución a la cabeza de este gran proyecto binacional. Debido al “apego que el Comandante Cousteau tuvo para el Golfo de California, se decidió que el observatorio llevara su nombre, por supuesto, con la correspondiente autorización de la Organización Cousteau (L’Équipe Cousteau y The Cousteau Society) encabezada por Francine Cousteau”.

El director del Observatorio y coordinador del Programa de Planeación Ambiental y Conservación del cibnor, Dr. Lechuga Devéze, explica que este es el primer observatorio de mares y costas en México, y que se desarrollarán trabajos de investigación en colaboración con las siguientes instituciones francesas y mexicanas: Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV, CIIEMAD, CICIMAR), Instituto Nacional de la Pesca, Universidad Autónoma de Baja California Sur, Institut de Recherche pour le Dévéloppement, Université de Bretagne Occidentale y la Embajada de Francia en México.

Encabezar este proyecto representa un gran reto para el Dr. Lechuga Devéze. “Es un trabajo en red que involucra en sus inicios a una treintena de investigadores franceses y mexicanos, quienes podrán “observar” los cambios ambientales costeros que están ocurriendo influenciados por la creciente demanda de la sociedad para obtener mayores servicios de su zona costera y, debido, además, a la dinámica impuesta por la variabilidad natural, incluyendo el cambio climático”. Así, pues, a pesar de que la obtención de bienes y servicios del ambiente costero es una necesidad, es preciso que los expertos integren diversas ramas del conocimiento y se cercioren de que dichos bienes y servicios “sean obtenidos de una forma sustentable, creando los indicadores adecuados, para su permanencia durante varias generaciones”.

Esto permitirá “tener elementos suficientes para efectuar las recomendaciones convenientes e incidir en la toma de decisiones de los organismos capaces de proponer políticas públicas, para el buen manejo de las costas y de los servicios que éstas prestan a la sociedad”.

El Observatorio –a través de internet- pondrá al alcance de cualquier científico, empresario o público general toda la información (conocimiento e indicadores) que se vaya generando, así, afirmó el Dr. Lechuga Devéze, “cualquier persona o asociación interesada en desarrollar alguna actividad económica en el Golfo de California, tendrá a su disposición una serie de elementos científico-aplicados para un correcto uso de la zona costera”. Además, se podrán solicitar asesorías a los científicos del Observatorio.

Por ahora se ha contemplado realizar investigación enfocada en ocho temas específicos, relevantes tanto para Francia como para México: Definición de las políticas públicas para el desarrollo sustentable de la zona costera; Caracterización/utilización del territorio; Actividades económicas en la zona litoral; Ambiente físico-químico; Biodiversidad, hábitat y especies amenazadas; Explotación y valorización de recursos; Evaluación de riesgos y Protección/Restauración.

“Para fines de este año se prevé la inauguración de otra antena u observatorio en la ciudad de Mérida, bajo la dirección del CINVESTAV unidad Mérida. Con estos dos Observatorios Marinos se pretende cubrir tanto las costas del Pacífico Mexicano (incluyendo el Golfo de California), como las del Atlántico (incluyendo El Caribe y Golfo de México)”. En el corto plazo (2010) se espera tener listos algunos de los proyectos para concursar por fondos para su ejecución, y a mediano plazo (5 años) el Observatorio deberá tener la solidez y presencia nacional e internacional que le permitan asegurar con éxito fondos para funcionar por muchos años más. “Una proyección a 20 años no es común en nuestra sociedad, lo que implica una continua renovación de intereses basada en el éxito que se pueda obtener de nuestro trabajo científico. No es fácil, por eso es un buen reto”, concluyó el Dr. Lechuga Devéze.