Detrás de cada aspecto del régimen nazi de Adolfo Hitler se encuentran supersticiones inauditas y conceptos seudocientíficos asombrosos en su irracionalidad para el siglo XX.
Los nazis acudieron a la pseudociencia sobre todo para encontrar evidencias de sus teorías raciales, las cuales básicamente aseveraban que la raza alemana aria era superior a todas las demás y los judíos eran inferiores, prácticamente seres subhumanos y causantes de todos los males de la humanidad.
Los nazis creían también en una serie de doctrinas como la del hielo eterno, de Hans Horbiger, quien aseveraba que gran parte del Universo es de hielo, y la Luna, un enorme témpano. También consideraban muy posible la creencia de que la Tierra fuera hueca y habitable en su interior; en cambio mostraban su rechazo a la teoría de la relatividad, de Einstein, por considerarla ciencia judía, lo cual los llevó a sostener una serie de explicaciones alternas verdaderamente irracionales.
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