La biografía de Emily
En el océano Atlántico se detectaron albercas de agua cálida mayores a 30ºC, así como humedad en la atmósfera, condiciones necesarias para la formación de ciclones tropicales, los cuales se definen como un sistema atmosférico, cuyo viento circula en sentido contrario a las manecillas del reloj, en el hemisferio norte.
El 10 de julio se formó la depresión tropical número 5 a partir de una zona de fuerte actividad nubosa, 1240 km al suroeste de la Guyana Francesa; continuó desarrollándose y un día después evolucionó a la tormenta tropical Emily, con una presión en su centro de 1003 milibares-mb (un milibar equivale a 100 newtons por metro cuadrado) y vientos mayores a los 70 km/h.
El día 13 tenía la categoría 1, en la escala de huracanes Saffir-Simpson. Se encontraba a más de 3000 km de las costas nacionales y el día 16 se ubicó a 880 km al sureste de Cancún, Quintana Roo, alcanzando su máxima intensidad con vientos cercanos a los 220 km/h, una presión de 929 mb y una velocidad de desplazamiento de 32 km/h, con lo cual llegó a la categoría 4. El primer sitio en donde tuvo efectos fue la isla de Granada, donde se decretó desastre nacional.
Emily avanzó a una velocidad mayor al promedio (23 km/h) y las autoridades mexicanas implementaron medidas de prevención, principalmente en la península de Yucatán, región que recibiría el primer impacto.
Los daños fueron, sobre todo, causados por el viento, en el corredor turístico Cancún-Tulum; la precipitación registrada fue de 33.5 mm en Cancún y 105 mm en Cozumel. La región más afectada fue Puerto Aventuras, donde impactó el centro del huracán; hubo daños por la marea de tormenta que aumentó un metro con oleaje mayor a dos metros, ocasionando caída de árboles, cristales rotos, señales de tránsito y anuncios espectaculares doblados, bardas y antenas de comunicación derribadas, mientras que la estructura de la playa presentó efectos mínimos.
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