Ayer eran vacunas contra virus;
hoy contra adicciones


Ayer eran vacunas contra virus;
hoy contra adicciones
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En 1768, Edward Jenner —médico inglés (1749 - 1823)— observó que las mujeres encargadas de ordeñar vacas enfermas contraían viruela vacuna, ocasionándoles sólo una enfermedad leve, pero no se contagiaban de la viruela humana.
          Realizó, luego, una prueba que consistió en infectar a un niño —James Phipps— con material obtenido de la mano de la ordeñadora Sarah Nelmes (infectada de la viruela vacuna). James tuvo un poco de fiebre y se recuperó. Dos meses después, fue vacunado con la viruela humana y no contrajo la enfermedad.1
          
La palabra “vacuna” proviene del latín vacca, ya que las personas fueron inyectadas con el material que producía la viruela vacuna… Así fue que, después de años y varias aportaciones, llegamos a tener vacunas como un arma eficaz para la prevención de enfermedades.

Los humanos siempre estamos expuestos a elementos que desencadenan en nuestros cuerpos respuestas de defensa, cuando consideran que éstos son infectantes o extraños; los cuales son conocidos como antígenos.


          Cuando nuestro cuerpo se pone en contacto con estos antígenos o agentes, crea una respuesta de protección que consiste generar anticuerpos: sustancias que se unen a los antígenos y los marcan para que el organismo los reconozca y elimine.
          Después de realizar su labor, los anticuerpos no desaparecen, sino que quedan listos para actuar en caso de ser necesario. De hecho, las vacunas se elaboran a partir de partículas inactivas de un antígeno; es decir, a pesar de ser agentes extraños no pueden enfermarnos realmente, pero logran que produzcamos anticuerpos e, incluso, consiguen disparar la posibilidad de defendernos en el futuro.
          El principio antes explicado se ha aplicado a las drogas, un problema de carácter mundial.

La adicción a las drogas es una enfermedad en la cual existe una dependencia física (drogodependencia) que lleva al individuo al uso compulsivo y repetitivo de alguna sustancia, a pesar de que esto genere daños en su estado de salud, problema que causa un enorme flujo de dinero para dos fines opuestos: combatir la dependencia, en un caso, y adquirir la sustancia en otro.
          El abuso de sustancias es un problema mundial que cuenta con un mínimo número de fármacos efectivos para su tratamiento (dependiendo del tipo de droga), por lo que han surgido programas de rehabilitación muchas veces ineficaces.2

El ser humano no se vuelve adicto, nace con una genética determinada y, al momento de tener contacto con cierta droga, se activa el gen responsable.
          Las drogas son sustancias que, en pequeñas cantidades, logran atravesar la defensa protectora del cerebro —conocida como barrera hematoencefálica— y, una vez dentro de éste, estimulan diferentes vías, aumentando la cantidad de ciertos químicos, lo cual produce euforia, relajación, etc., según el tipo de droga.
          Sin embargo, en el desarrollo de la adicción intervienen las esferas psicosociales; por ejemplo, un individuo con predisposición genética para la adicción que creció en un ambiente familiar disfuncional, con baja autoestima, y en el que sus padres o amigos utilizaban este tipo de sustancias, son condiciones que le acercan a la drogodependencia.
         
El estrés puede conducir al consumo de tales sustancias y éste al placer, lo que refuerza la dependencia, desde el punto de vista psicológico; se establece entonces un círculo vicioso.3

1. Convertir la droga en un antígeno:

Normalmente, la droga es un hapteno; es decir, una sustancia excesivamente pequeña para ser un antígeno (compuesto que provoca reacciones de defensa), de modo que es necesario inactivarla y, después, ensamblarla a una molécula que le permita estimular la producción de anticuerpos (esto es precisamente lo inducido por la vacuna), los cuales, al unirse a ella, la convierten en un compuesto demasiado grande; en consecuencia, el hapteno no logra atravesar la barrera hematoencefálica, e impide que la droga produzca su efecto.2

2. Elaboración de anticuerpos monoclonales:

Éstos son anticuerpos producidos en laboratorio a partir de un ratón, los cuales, posteriormente, se alteran para que el cuerpo no los rechace. De este modo, no se requiere esperar a que el organismo produzca anticuerpos, potencializando así el sistema inmune de manera específica e inmediata.4

3. Alteración del metabolismo:

Es el mecanismo asociado a la vacuna contra el alcohol, que se logra bloqueando la producción de una proteína capaz de convertir al alcohol en una sustancia placentera para el cerebro; sin embargo, al inactivar cierta parte de su metabolismo, se pasa directamente a la resaca, sin experimentar el estado de ebriedad (figura 1).

Las drogas en las que más se ha enfocado la investigación para generar vacunas antiadicciones son: tabaco, cocaína y los opioides, entre otras. Lamentablemente, esta labor tiene poco apoyo económico por parte de las empresas financieras y aún menos publicidad en los medios.
          Por otro lado, si bien los últimos reportes no señalan aun una fecha de finalización, la investigación se encuentra en fase 1; es decir, se está determinando la dosis y la seguridad de estas vacunas con un número reducido de personas. Empero, se ve próximo el avance a la fase II, en la que se espera optimizar la fórmula para lograr el efecto terapéutico y, a su vez, detectar efectos secundarios.
          Aunque investigaciones pasadas han dado formulaciones poco funcionales, esto se debe entender como un incentivo para seguir formulando nuevos compuestos.5

Los componentes de la vacuna son detectables en exámenes antidoping, obligatorios para determinados empleos, por ejemplo, para deportistas profesionales, trabajadores de la salud con acceso a narcóticos o empleados cuyo trabajo puede suponer un peligro para la seguridad propia o la de otros —como sería el caso de operadores de maquinaria pesada— lo que plantea un dilema de privacidad para los usuarios en rehabilitación. Existe la alternativa de los anticuerpos monoclonales los cuales son indetectables, dado que no contienen partes de la droga, como en el caso de la vacuna, por eso sólo los anticuerpos que se unirán a ella; sin embargo, ésta ofrece una terapia menos efectiva, al requerir inyecciones frecuentes.6
          A su vez existiría un conflicto de inequidad social, pues el costo de las vacunas sería inaccesible para la población de estrato socioeconómico bajo; sin embargo, se ha hablado de que subsidios por parte del sistema de salud pública podrían representar más una inversión que una fuga de recursos, al reducir el gasto aplicado a las enfermedades asociadas con el consumo de sustancias, como hepatitis C o VIH.6
          
Si bien las vacunas fueron concebidas como terapia, han surgido propuestas para el uso preventivo, aunque éste requeriría inyecciones periódicas para lograr un efecto prolongado en personas sin adicción o sin deseos de tratarla.

Vacunación   

Es importante reducir la severidad de los riesgos que implica el uso de drogas durante el embarazo, pero lo verdaderamente trascendental es el esfuerzo aplicado a la rehabilitación de la drogodependencia.
          La propuesta de vacunación obligatoria en prisiones podría verse en pugna al representar una violación al derecho de elegir ser inmunizados, aunque reduciría el consumo y narcotráfico intracarcelario.6
          
Con respecto a su uso en adolescentes de entre doce y dieciséis años para prevenir la drogadicción, surge la pregunta ¿los padres tienen derecho de decidir si sus hijos podrán experimentar el efecto de una sustancia, tal como deciden sobre su alimentación o escolaridad? ¿Podría esto alentar a los jóvenes a probar la eficacia de la vacuna?

Por sí solas, dudosamente. La vacuna elimina el efecto de la sustancia, pero no suprime el deseo o necesidad de consumirla, de modo que su uso debe estar orientado a apoyar el proceso de rehabilitación para que, en caso de recaída no ocurra el efecto deseado, y así el refuerzo mental de la droga no se produzca.
          Lo máximo que se puede esperar de la vacuna es una reducción importante de la sensibilidad individual a la droga, por lo cual, dosis altas de la sustancia podrían, eventualmente, superar a los anticuerpos y producir la euforia, así como incrementar la posibilidad de una sobredosis.2 Por otro lado, la vacuna no es eficaz contra otra clase de droga con efecto similar.6
          
Como podemos ver, existen métodos para evadir la vacuna, por lo que su utilidad debe entenderse como una herramienta para quienes hayan tomado la decisión de rehabilitarse: debe usarse conjuntamente con terapia conductual y familiar, así como fármacos que reduzcan la ansiedad y los síntomas de abstinencia.
          Aun así, el impacto que crea una vacuna anti-adicción es importante, y sus ventajas sumarán mucho a las medidas contra este enorme problema social.

Conclusión   

La drogodependencia es un problema de salud de carácter global y sus repercusiones en distintos ámbitos son inestimables. Este enfoque es diferente y cuenta con bases teóricas valiosas. Las investigaciones muestran un avance y resultados mucho mayores que los de las terapias de rehabilitación ahora existentes. Uno de los tratamientos actuales para el manejo de la adicción al tabaco es el uso de chicles de nicotina, que sólo muestran 1.6 veces más éxito que el placebo, y se sabe que únicamente de 2 a 5% de los usuarios que intentan dejarlo tienen éxito en el primer año; otro ejemplo destacable es la naltrexona, que es usada para tratar el alcoholismo, pero no puede utilizarse en personas con problemas hepáticos, situación altamente frecuente en los pacientes alcohólicos.


          A pesar de las virtudes de estas vacunas es importante puntualizar que, si bien muestran un buen resultado, éste es bajo. Los obstáculos se suman al añadir esferas a las que un instrumento como éste podría importunar, como la industria farmacéutica o el narcotráfico. Así mismo, el alto costo económico frena el progreso en su investigación.
          Es necesario mencionar que, de tener éxito y superar los múltiples obstáculos, las vacunas contra drogas conllevarán un beneficio importante, ya que favorecerán tanto a adictos como a quienes no lo son; por lo cual, diferentes aspectos de la dinámica social recibirán un impacto altamente positivo.

Glosario   
  • Barrera hematoencefálica: Es una estructura semipermeable que actúa como filtro entre la sangre circulante y el cerebro, de modo que el último se encuentre químicamente mejor protegido y que a su vez reciba los nutrientes necesarios para realizar sus funciones.
  • Antígeno: Sustancia que al introducirse en el organismo induce en éste una respuesta inmunitaria, provocando la formación de anticuerpos, al ser reconocida como una amenaza.
  • Metabolismo: Conjunto de reacciones químicas que llevan a cabo las células para sintetizar sustancias.
  • Anticuerpos monoclonales indetectables: son proteínas hechas en un laboratorio, cuya única función es atrapar y anular una sustancia en específico.
  • Placebo: Sustancia que carece de principio activo o efecto curativo por sí misma, pero que produce mejoría si quien lo toma está convencido de su utilidad.
Andrea Gutiérrez Tavarez, Daniel A. Barrón Brambila y Jessica E. Guerrero Goujón

Son estudiantes de Medicina, Módulo medicina interna fase II, de la Universidad de Guanajuato.?

Agustín Ramiro Urzúa González

Es maestro en Teoría Cardiovascular, así como en Administración de Hospitales y Servicios de Salud. Es Coordinador Adjunto del Módulo Medicina Interna fase II, del Departamento de Medicina y Nutrición de la Universidad de Guanajuato.

Manuel José Rivera Chávez

Es maestro en Educación con Innovación en la Práctica Docente y Coordinador del Módulo de Medicina Interna fase II, en el Departamento de Medicina y Nutrición, de la Universidad de Guanajuato.

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