Ada Byron tuvo acceso a la educación, aunque no pudo ir a la universidad. Se ha especulado que estuvo en contacto con la revista mencionada y ello contribuyó a estimular su interés científico, en una época llena de descubrimientos e innovación tecnológica, que contrastaba con fuertes restricciones educativas y sociales para las mujeres.1
Fue hija del famoso escritor y poeta romántico Lord Byron y de Anna Isabella Milbanke (baronesa de Wentworth). Nació el 10 de diciembre de 1815, en Londres. Alejada de su padre, la madre de Ada fue su profesora y mentora. A temprana edad empezó sus clases particulares de ciencias; y su tutora fue Mary Sommerville, matemática y astrónoma autodidacta -además de traductora de las obras de Laplace al inglés-. Ada se casó, en 1835, con William King, octavo barón de King y, más tarde, conde de Lovelace, lo que le dio su nombre más conocido: "la condesa de Lovelace".
A la matemática Judith Cerit
Las contribuciones científicas de Ada Byron (Lovelace) tienen lugar en la primera mitad del siglo XIX, en Inglaterra. Para ese tiempo, el imperio británico había experimentado una revolución industrial, vivía el inicio de la época victorianaI y atravesaba por un gran periodo de auge económico y desarrollo tecnológico. En esa época, la investigación se apoyó y financió de forma sistemática, para lo cual se concentró a los más ilustres y granados científicos e inventores.
Sin embargo, las mujeres carecían de derechos políticos y cívicos, por lo que dependían económica y legalmente de sus padres, esposos o tutores varones. Si bien las mujeres de clases medias y altas (comerciantes exitosas, burguesas, aristócratas y nobles) tenían acceso a un determinado tipo de educación (letras, música, danza y canto) considerado propio de su sexo, éste no se creía muy relevante, pues se asumía que ellas debían dar prioridad a su rol como esposas y madres. Así que, a pesar del gran impulso a la ciencia y la tecnología, no era habitual la participación de las mujeres al mismo nivel que los hombres y, por supuesto, tampoco podían acceder a las universidades.1
The Ladies Diary o Woman's Almanack (Diario para damas o Almanaque para mujeres) fue una publicación impresa en Londres, entre 1704 y 1840, cuyo gran éxito parece corroborar el interés de las mujeres victorianas por el estudio de la ciencia. Si bien este diario ofrecía temas tradicionalmente relacionados con el público femenino -como recetas de cocina, consejos médicos y crucigramas-, en sus páginas también se intercalaban problemas avanzados de matemáticas.
La publicación atrajo a muchas mujeres que resolvían (participando con seudónimos) los problemas matemáticos planteados y enviaban sus resultados por correo postal a la revista. Éste pudo ser uno de los documentos más interesantes a los que tuvieron acceso las mujeres británicas de esa época, al constituirse en un foro de discusión y estudio de la ciencia, que rompía con los tradicionales estereotipos de género.
Después del nacimiento de sus hijos, Ada deseaba dedicarse de forma profesional al estudio de las matemáticas y, en tal sentido, Mary Sommerville le presentó a Charles Babbage en 1834 (matemático que, desde 1828, ocupaba la cátedra Lucasiana de Matemáticas, en la Universidad de Cambridge, misma que ocupó Newton, en 1669, y Stephen Hawking, en 1980).2
Ada solicitó por carta a Babbage que fuera su tutor de matemáticas pero, debido a los prejuicios de la época, él vacilaba en tomar su decisión. Finalmente, Augustus De Morgan, profesor de matemáticas en la Universidad de Londres, la aceptó como su pupila, en 1840.
En una carta de De Morgan, dirigida a Lady Byron (madre de Ada), fechada en 1840, éste opina sobre la capacidad de Ada para el estudio de las matemáticas, diciendo: "Si Lady Lovelace fuera un joven estudiante de Cambridge, yo profetizaría que su aptitud haría de él un investigador matemático original, quizá de primera categoría".1
Desde 1830, Babbage pensaba construir una nueva máquina capaz de hacer cálculos más específicos que los realizados por su máquina de diferencias, para lo cual había tratado de conseguir apoyo económico del gobierno inglés. El nuevo proyecto de la máquina analítica tenía como referencia el Telar de Jacquard, el cual usaba tarjetas perforadas para determinar cómo debía realizarse una costura.
En 1835 se realizó un diseño preliminar de la máquina analítica, aunque nunca se concluyó, pues los recursos económicos le fueron negados, ya que para el modelo anterior (la máquina de diferencias), se había invertido 17,000 libras esterlinas, sin lograr resultados concretos.2
En 1840, Babbage viajó a Turín con el fin de dar una serie de conferencias, esperando conseguir apoyo extranjero para la construcción de su máquina analítica; en tal sentido, Federico Luigi, conde de Menabrea, ingeniero y matemático preparó un artículo en francés, basado en las exposiciones de Babbage, el cual fue publicado en 1842.2 Ada Lovelace y el editor científico Charles Wheatstone acordaron, sin informar a Babbage, que ella traduciría el artículo al inglés para publicarlo como una manera de difundir el trabajo de Babbage en Inglaterra. Éste fue el trabajo más importante de Ada. Su traducción del francés al inglés y la incorporación de unas notas de su autoría, fueron publicadas en 1843, bajo las iniciales A. A. L. en las Memorias Científicas de Taylor.
Ada publicó la traducción de las conferencias sobre la máquina analítica de Babbage y añadió unas notas de su autoría con sus iniciales, por miedo al escándalo que podría suscitar su condición de mujer, en una época que prohibía el quehacer científico a las mujeres. Esas notas resultaron ser el primer trabajo que discutía la programación de una computadora en extenso, y el único en su tipo hasta el siguiente siglo.
La idea de la máquina analítica de Baggage se centraba en la posibilidad de programar dicha máquina mediante tarjetas perforadas como las del Telar de Jacquard. "Gracias a la implementación de las tarjetas perforadas, la máquina analítica teje patrones algebraicos, de la misma manera que el telar de Jacquard teje flores y hojas", aseveró Ada.2 Así, durante la traducción del artículo, Ada escribió un algoritmo para calcular la secuencia de números de Bernoulli, considerado el primer programa de computadora. Ella entendió, además, que se trataba de una máquina capaz de manipular símbolos, siguiendo reglas definidas, y que no había razón alguna por la cual estos símbolos sólo pudieran ser números y ecuaciones. La máquina "podría actuar sobre otras cosas, además de números", escribió, indicando, por ejemplo, que "el motor podría componer elaboradas y científicas piezas musicales de cualquier grado, complejidad o extensión".2 Esto significó un salto conceptual importante, pues se pasa de sólo calcular a computar.
para calcular los números de Bernoulli en la máquina analítica. Puede considerarse el primer programa de ordenador de la historia.
La máquina de Babbage nunca se construyó, de modo que el manual y las notas de Ada permanecieron perdidos por más de un siglo. Durante mucho tiempo se atribuyó a Ada el papel de traductora de las notas y su trabajo fue injustamente olvidado. En 1953, estas notas fueron publicadas bajo su nombre real, cuando ya era reconocida dicha máquina como un modelo -hoy diríamos temprano- de computadora, y las notas de Ada como el primer algoritmo diseñado para ser ejecutado por una máquina. Por ello, Ada fue reconocida también como la primera programadora de la historia (aunque su código nunca fue probado, ya que la máquina no llegó a ser construida).
Con tan sólo 28 años de edad, y en una época en que
las mujeres no tenían acceso a los estudios superiores, Ada Lovelace fue la primera persona en describir un lenguaje binario de programación interpretando las ideas de Babbage. Así, a partir de un recorrido por la contribución teórica de Ada Lovelace, "la madre de la programación", podemos ver que ésta ha dado lugar a la computadora de mesa tradicional de la década de 1990 y, actualmente, a las populares laptops y tabletas, en las cuales podemos reproducir gran número de piezas musicales.
La medalla Lovelace fue creada, en 1998, por la British Computer Society (Sociedad Británica de Computación), la cual premia a aquellos científicos -mujeres y hombres- que han destacado en las ciencias computacionales. En su homenaje, Google destaca que, muy a menudo, las contribuciones de las mujeres en ciencia y tecnología no se destacan ni son reconocidas de manera justa. Por eso, algunas iniciativas, como el día de Ada Lovelace, son tan valiosas, pues constituyen un catalizador para aumentar el reconocimiento de la brillante participación de las mujeres en la ciencia.
Conocí la historia de Ada cuando preparaba una clase sobre ciberfeminismoII y encontré que Plant3 reflexionaba -a partir de los descubrimientos de Ada Lovelace-, sobre la forma como las narrativas dominantes de la historia de la ciencia han invisibilizado el trabajo científico femenino; en este sentido, la figura de Ada tiende un puente entre el pasado y el presente, y nos muestra la importancia de las contribuciones de las mujeres en las ciencias computacionales y la tecnología.
El ciberfeminismo de la década de 1990 planteó que la Internet podía representar una oportunidad para reformular las convencionales concepciones y estereotipos de género, elaborando contenidos artísticos en la red, capaces de estimular la igualdad entre hombres y mujeres que luchan contra los estereotipos y la violencia de género,III además de invitar a más mujeres a interesarse por las ciencias computacionales y la tecnología.
Y en ese sentido, Ada es un referente para repensar de forma crítica nuestra relación con la tecnología,4 y la importancia de generar contenidos de corte cultural en la red, así como educativos y científicos, con libertad de expresión, promoviendo una democracia genérica o igualdad de género.5
Es Profesora-Investigadora, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Autónoma de Querétaro. Es miembro del SNI y Perfil Promep.