Para reducir los riesgos en la salud surgidos a partir del consumo directo o indirecto de arsénico, es necesario desarrollar tecnologías que permitan eliminar este elemento, preferentemente, a bajo costo y de forma eficiente.
- Una técnica ampliamente utilizada es el uso de membranas sintéticas con billones de poros microscópicos, que actúan como una barrera selectiva. Tales poros han sido diseñados a dimensiones específicas, con el objetivo de que su estructura sólo permita el paso de materiales cuyos tamaños sean menores que esos poros; en cambio, partículas más grandes serán retenidas en la superficie de la membrana. Un ejemplo de ello sería lo que sucede con las bolsas de té: al sumergir una bolsita en el recipiente con agua, todo el material sólido de la infusión se mantiene dentro de la bolsa, dejando escapar el agua con los sabores y algunas pequeñas partículas. Algo similar sucede con las membranas, las cuales tienen poros tan pequeños que, incluso, pueden detener las moléculas de arsénico y dejar pasar sólo las de agua, dando como resultado un líquido bastante puro.
Desafortunadamente, no todo se resuelve usando membranas. Tal como sucede con las bolsas de té usadas —que se convierten en residuos—, al final del proceso, tenemos membranas que retienen material indeseable, ya que, en un lado de éstas se ha formado un líquido de desecho con un contenido de arsénico mucho mayor al original (recordemos que esta materia no ha podido atravesar la membrana), lo que genera un nuevo problema: el manejo de desechos altamente tóxicos. - Otra ruta que actualmente se estudia para eliminar arsénico involucra el uso de plantas o microorganismos mediante un método llamado fitorremediación. Se ha encontrado que algunas plantas, tales como los helechos, pueden acumular As en cantidades de hasta 27,000 mg por kg.
El uso de cierto tipo de plantas —no comestibles— tiene la ventaja de eliminar arsénico de agua y suelos, evitando la incorporación de éste a las cadenas alimenticias. El uso de plantas es un tratamiento de bajo costo y amigable con el ambiente. Sin embargo, una vez acumulado el arsénico, estas plantas necesitan un manejo especial, ya que podrían liberar parte de él al medio ambiente; quemarlas tampoco es una opción, pues existe la posibilidad de que el arsénico llegue al aire. - Una forma más se basa en el uso de materiales, como el carbón activado y las arcillas que, al estar en contacto con arsénico, atraen las partículas de éste hacia su superficie (absorción) e, incluso, pueden introducirse en el material y quedar atrapadas (adsorción). La ventaja de los materiales absorbentes es que son baratos y su uso es sencillo.
Desafortunadamente, la superficie de estos materiales puede saturarse con cierto tipo de moléculas como las de sulfatos y carbonatos, que se encuentran normalmente en aguas duras de zonas desérticas y semi-desérticas, lo cual provoca que los materiales sean menos eficientes.
