Los acuíferos son formaciones geológicas por las que circulan o se almacenan las aguas del subsuelo susceptibles de ser extraídas para su explotación, uso y aprovechamiento. Éstos, además de funcionar como filtros purificadores, preservan la calidad del agua, funcionan como depósitos de almacenamiento y red de distribución, haciendo posible extraer agua en cualquier época del año desde, prácticamente, cualquier punto del acuífero.
En México existen 653 acuíferos, de los cuales 195 (30%) están sin disponibilidad; es decir: que toda su capacidad disponible ya está concesionada o comprometida. El resto —106 acuíferos (16%)— se encuentran en condición de sobreexplotación, 31 (5%) con presencia de suelos salinos, además de agua salobre y 15 (2%) con intrusión marina; lo cual significa que tienen conexión con el agua de mar (cuadro 1, figura 1).
Se considera que un acuífero está sobreexplotado cuando el volumen de agua extraído supera el de recarga y, si persiste esta condición por periodos largos, puede generar graves impactos ambientales. En México, desde el año 2001, el número de acuíferos sobreexplotados oscila entre 100 y 106.6, 7, 8

Por otro lado, al menos 178 municipios ubicados en 23 estados del país presentan concentraciones altas de fluoruro (figura 1) y se encuentran, principalmente, en las entidades federativas de Chihuahua, Baja California, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Sonora, Hidalgo, Jalisco y Coahuila.
Se estima que, en México, alrededor de 20 millones de personas ingieren agua con fluoruro en concentraciones mayores a 1.5 mg/L, pudiendo llegar a 4.5-29.6 mg/L.,9, 10, 11 con la posibilidad de padecer fluorosis esquelética. El cuadro 1 presenta las localidades o sitios donde las concentraciones de fluoruro se encuentran por encima del valor permisible.