¿Es posible que nos duela el cerebro, por pensar demasiado? ¿Cómo sabemos que no hay dos huellas digitales iguales? ¿Es cierto que las cazuelas de aluminio pueden provocar la enfermedad de Alzheimer? 

Son éstas algunas de las muchas preguntas que Robert Matthews, físico y divulgador científico, responde en su libro ¿Por qué la araña no se queda pegada a la tela? Y otros misterios mundanos de ciencia.
     Para Matthews, el público general tiene una idea errónea al creer que el conocimiento científico se obtiene como resultado de un proceder ordenado (hipótesis, experimentación y conclusión), no obstante la idea que sí puede aceptarse y promoverse es que casi siempre hay una pregunta inicial que motiva todo el proceso. Es por ello que aceptó el reto de responder cada semana a los cuestionamientos que los lectores de la publicación inglesa Sunday Telegraph le hacían llegar, y de ahí surge esta obra. 
     Las preguntas que dieron lugar a tan interesante y peculiar diálogo están agrupadas en diez grandes temas: se inicia con los “Misterios mundanos”, “Misterios de la vida y la muerte” y “Creencias, mitos y misterios”, donde el lector podrá saber si los cantantes de ópera son capaces de hacer estallar las copas al cantar, y si funciona la homeopatía...
     “Números, juegos y pasatiempos” es el capítulo en el que se propone estrategias para recordar los números secretos y se aclara por qué la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta.
     En “Cuestiones meteorológicas” se encontrarán las razones de que se diga que cada copo de nieve es único, y cómo saber qué tan confiables son los anuncios del estado del tiempo. 
     “La naturaleza” ofrece las respuestas a ¿son los animales diestros?, y, ¿por qué los humanos andamos derechos?
     En “La tierra bajo nuestros pies, el firmamento sobre nuestras cabezas” se atiende la pregunta sobre si alguna vez se ha acertado en la predicción de un terremoto, y otros asuntos geológicos que también suelen preocupar a los ciudadanos.
     “El cielo que nos contempla” explica, por ejemplo, cuál es la probabilidad de vida, como la de la Tierra en alguna otra parte del universo, entre muchas otras dudas científicas menos frecuentes.
     “Rompecabezas cósmicos” trata sobre gravedad, velocidades y átomos, también sobre dónde pudiera encontrarse el centro del universo...
      Para cerrar está el “Cajón de sastre”, que reúne las preguntas inclasificables: ¿por qué la gente habla tanto?, y, ¿es cierto que hay más preguntas que respuestas?
     Robert Matthews —ganador de varios premios de divulgación y de un premio Ig^®Nobel por su trabajo sobre la Ley de Murphy— advierte que: “el mayor mito de todos es el que afirma que la ciencia es únicamente aquello a lo que se dedican unos hombres con batas blancas de laboratorio para ganarse la vida”, puesto que su experiencia con el Sunday Telegraph le permitió ver que la capacidad de hacerse preguntas (que tengan alguna respuesta) es universal, aunque desafortunadamente no es utilizada por todas las personas.

La mamá de Kepler... es una recopilación de ensayos y relatos en los que Sergio de Régules aborda e ilustra la actitud científica de un modo inteligente, respetuoso y amable. “En mi casa espantan” es el primer título al que no podrá ser indiferente el lector, quien, a partir de esa bienvenida, gozará de una experiencia de acercamiento a la física, las matemáticas, la teoría evolutiva, la psicología y la historia de la ciencia, entre muchas otras áreas del conocimiento. Gracias al enfoque del autor y a su fino sentido del humor, los grandes personajes científicos aparecen inmersos en el ajetreo diario de un ser humano en su época, de modo que las melosas cualidades con las que se acostumbra engrandecer y momificar a tales figuras son contrarrestadas.
     Como el excelente divulgador de la ciencia que es, De Régules —actual editor científico de la revista ¿Cómo ves?, de la UNAM— no sólo presenta datos e ideas, sino que también convida parte de su proceder para documentar lo que escribe: sus conferencias, sus conversaciones con investigadores y su contacto con distintos tipos de públicos, así como algunas anécdotas y experiencias personales pertinentes en todos los casos, como puede leerse en “Bufones y científicos” y “Aquí se dice sólo la verdad”.
     En esta obra se exponen algunas de las vicisitudes del quehacer científico a lo largo de la historia, y se muestra cómo han evolucionado varias ideas trascendentes, cómo se va construyendo el conocimiento y cómo es que las preguntas sin respuestas definitivas son uno de los mayores atractivos de la ciencia.
     El autor acompaña cuidadosamente el razonamiento del lector, ofreciendo el apoyo necesario para avanzar sin tropiezos pero sin pausas, dado el sabor novelesco que tienen muchos de los textos —con amantes, envidias y rivalidades— que sin duda son buenas semillas para historias de mayor alcance como “La apasionada intérprete de Newton” o “Henrietta y las nubes”, donde destaca la valiosa aportación de las calculadoras del Observatorio Harvard.
     Johannes Kepler adquiere una dimensión claramente humana, con preocupaciones familiares y vicisitudes sociales propias de la época que le tocó vivir, en “Kepler contra Marte” y “La mamá de Kepler”.
     El manejo preciso que Sergio de Régules hace del lenguaje sin duda convierte sus textos en algunos de los más disfrutables en español: es implacable al desmenuzar las ideas tramposas y los conceptos que hoy se consideran erróneos tanto en situaciones históricas como en películas y libros, sin recurrir a descalificaciones y sin perder las buenas maneras, como sucede en “Física cuántica y cháchara cuántica”. No es casualidad que su oficio de más de 20 años le haya hecho merecer en 2014 la beca de la Fundación Civitella Ranieri, de Nueva York.
     La mamá de Kepler atrapará inevitablemente al lector, y lo “condenará” a seguir haciéndose preguntas. Quizá también lo anime a buscar algunas respuestas.