El lector científico:
Los superhéroes y la ciencia


El lector científico:
Los superhéroes y la ciencia
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¿Cuánto de lo que vemos en la televisión, escuchamos en la radio o leemos en los diarios influye en la idea que nos formamos de la ciencia y de los científicos

En ausencia de datos precisos de algún entorno más cercano al nuestro, recordemos que el American Institute of Physics ha reportado que, en los últimos años —y de manera muy especial en 2012—, el número de alumnos matriculados en ciencias exactas, en universidades estadounidenses, ha ido aumentando considerablemente, y algo similar ha venido sucediendo en Inglaterra, de acuerdo con el Higher Education Funding Council for England, durante los últimos seis o siete años. ¿Existirá alguna razón particular para ello? Quizá sí: la televisión. 
     Algunos analistas, como Alex Cheung, editor del portal physics.org, sostienen que la serie televisiva The Big Bang Theory ha tenido un impacto significativo en el aumento sostenido de la matrícula de estudiantes de física y, desde principios del año 2000, se señala que otro programa de televisión, CSI: Crime Scene Investigation, ha tenido una influencia determinante en el aumento de jóvenes interesados en estudiar ciencias forenses. En los últimos diez años, incluso, muchas universidades han tenido que abrir programas académicos en estas áreas, para satisfacer la demanda social. 
     Si nuestras prácticas culturales —nuestros hábitos— son un ingrediente básico en la definición de nuestros intereses, está claro que, para lograr una mejor imagen pública de la ciencia y los científicos, es necesario salir a buscar cómo está agazapada la ciencia en la vida cotidiana, en aquellos rincones en los que, aparentemente, poco o nada tendrían que ver con ella. Eso fue lo que pensaron la escritora y bioquímica Paula Bombara y el periodista cultural Andrés Valenzuela —ambos argentinos— cuando se lanzaron a la búsqueda de la ciencia en el infinito universo de las historietas. 

“¡Qué mala suerte la de los científicos de los cómics!” —escriben Paula Bombara y Andrés Valenzuela, en la introducción de su Ciencia y superhéroes. Hipótesis, héroes y villanos, al infinito y más allá—: “O por accidente despierten a un ser imposible y antediluviano en una excavación arqueológica o les exigen que en veinticuatro horas desarrollen una teoría y su aplicación práctica para salvar el mundo… y lo más probable es que, para colmo, el mérito de la hazaña se lo lleve algún enmascarado”. Y es que siempre aparecen científicos en los relatos que nos cuentan los cómics o historietas, pero usualmente, de manera poco admirable: son sujetos con enormes dificultades para interactuar socialmente, inadaptados, focos de burla o villanos irremediables, listos para destruir el mundo y a la humanidad. Pocas veces existe un espacio dentro de las historietas para las explicaciones científicas: “¿Cómo consiguieron sus poderes Supermán y el Hombre Araña? ¿Cómo funciona el anillo de Linterna Verde y el cinturón de Batman? ¿Por qué el doctor Bruce Banner se pone verde y crece enormemente cuando se enoja, dando paso al surgimiento de Hulk? ¿Cómo consigue Lucky Luke disparar más rápido que su propia sombra?”… Todo esto cuestionan Bombara y Valenzuela.
     Estamos al tanto del origen familiar de los superhéroes, a lo largo de varios episodios descubrimos la totalidad de anhelos y decepciones, pero nunca se nos permite avanzar más allá de lo anec-dótico o circunstancial, como si esperar una explicación o perseguir la ciencia detrás de los superhéroes equivaliera a desaparecer la magia del héroe. 

Justamente a eso dedican las más de doscientas páginas de su libro Paula Bombara y Andrés Valenzuela, a “develar las hipótesis y desarrollos científicos que se colaron desde siempre detrás de los fantásticos superpoderes de los protagonistas de las historietas de todos los tiempos”, y lo consiguen con alegre facilidad, llevando al laboratorio a personajes salidos de la imaginación (de mentes sumamente interesadas en la ciencia, así como buena parte de los científicos vive inmersa en el mundo de las historietas), como: Aquamán, Astroboy, Batman, Capitán Atom, Daredevil, Doctor Octopus, Dragon Ball, el Duende Verde, Flash, Goku, Huk, Iron Man, Supermán, o el Hombre Araña, entre muchos otros, diseccionando con contagiosa pasión de qué manera ciertos conceptos tomados de la ciencia han provocado el nacimiento de estos personajes, cuyos poderes sobrehumanos descansan en una base científica: la energía nuclear, la física del sonido, el electromagnetismo, las teorías de la luz, la cinemática, la física relativista, la dinámica de fluidos, la química inorgánica, la genética o la entomología.   

 

La presencia científica entre los superhéroes se materializa en un vasto elenco de ejemplos: Bruce Wayne (o Bruno Díaz, según la clásica traducción de hace medio siglo) tiene una capacidad física envidiable que le permite entrenar la resistencia y la fortaleza de su cuerpo más allá de los límites ordinarios, pero, sobre todo, tiene una extraña habilidad para la inventiva: el batimóvil, el baticinturón y otros juguetes de alta tecnología, todos los cuales tienen en común el hecho de potenciar las leyes de la mecánica a través de palancas y poleas; aprovechan el rozamiento, la fuerza de gravedad y la fuerza centrípeta, la aceleración y la estática. Toda la narrativa de los X-Men está impregnada por las teorías genéticas surgidas en la segunda mitad del siglo XX. Peter Parker, el Hombre Araña, nace después de que una araña genéticamente modificada —posiblemente un ejemplar de la especie Latrodectus— le hincara sus quelíceros, a partir de lo cual Parker quedó habilitado para lanzar esas telarañas con las que viaja volando entre rascacielos, y atrapando malhechores. Y en esto tenían razones los creadores del original Spider Man: los modernos laboratorios de biotecnología han comprobado que la seda de araña es más resistente que un cable de acero del mismo grosor, pero 135 veces más elástica. 

Reconocer la ciencia en las historietas puede ser una experiencia tan divertida como edificante, porque las historietas son nuestras guías sentimentales; nos educan porque están habitadas por héroes a quienes imitamos o rechazamos, por aquellos quienes viven las vidas que quisiéramos vivir.   

  • Bombara, Paula y Andrés Valenzuela, Ciencia y superhéroes: experimentos, hipótesis, héroes y villanos, ¡al infinito y más allá!: Argentina: Siglo XXI Editores Argentina, 2014.
  • Scaliter, Juan, La ciencia de los superhéroes: los poderes y proezas de héroes, antihéroes y villanos, y las leyes de la física: España: Ma Non Troppo Ediciones, 2011. 
  • Documental “La ciencia de los superhéroes” de Discovery Channel (2011).
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