Si volteamos la mirada al cine de manufactura nacional —nuestro cine—, ¿encontraremos representaciones o argumentos relacionados con la ciencia y la tecnología?; ¿posee nuestra industria fílmica referentes que puedan dar cuenta de cómo se mira o se ha mirado la ciencia desde las películas? Con base en una revisión (breve) de la filmografía nacional, se dará respuesta a lo anterior, afianzando criterios sobre lo que se dice de la ciencia desde la óptica del cine.


A diferencia de otras cinematografías, la ficción cinematográfica mexicana se ocupó más del fortalecimiento de la identidad nacional, vía la representación de la vida campirana y las costumbres —la mexicanidad o identidad nacional—, que de la representación de la ciencia o la inventiva, sus beneficios o perjuicios, es decir, los temas científicos o asuntos relacionados. Sin embargo, en lo que llamaríamos la protohistoria u orígenes del cine nacional de ficción, específicamente entre 1934 y 1936, se filma las primeras cintas mexicanas con representaciones de la ciencia. Se trata de Dos monjes, El Fantasma del convento, (Bustillo, J. y De Fuentes, F., 1934) y, la más conocida: El baúl macabro (Zacarías, M., 1936).
