En los números de enero, febrero y marzo hemos presentado los aspectos sobresalientes del opúsculo Siderius Nuncius, de Galileo sobre sus primeras observaciones telescópicas de la Luna, las estrellas y Júpiter, las cuales fueron el comienzo de una nueva era para la astronomía y para la ciencia en general; era de la cual todavía no vislumbramos el final.
Efectivamente, si Galileo a simple vista veía diez estrellas en una región del cielo, con su primer telescopio de tan sólo tres centímetros de diámetro podía ver más de cincuenta. Así nos lo muestra en sus dibujos cuando observa las Pléiades –también conocidas como las Siete Cabrillas de la constelación Taurus– y cuando enfoca con su anteojo la parte central de la constelación Orión.
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