Inició su camino en el ámbito de la conservación ambiental plantando árboles, cuando era sólo un niño; hoy es responsable de encabezar el resguardo de buena parte del patrimonio natural de México como presidente de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), se trata de Ernesto Enkerlin Hoeflich, quien habla de su visión para salvaguardar los recursos naturales del país.

No recuerdo exactamente cuando nació mi pasión por la ecología, pero soy hijo de biólogo y de niño planté muchos árboles, además ayudaba a mantener el jardín de mi casa. De hecho, en el anuario de tercer grado de primaria aparezco en una fotografía sosteniendo un sapo gigantesco, con una leyenda que dice: ‘protector de los animales’.

”El doctor Enkerlin Hoeflich, becario (1992-94) y repatriado por Conacyt (1995), ha dedicado desde entonces su vida a la conservación: primero, como ciudadano en distintas ONG; posteriormente como académico e investigador en el Tecnológico de Monterrey y en siete diferentes sociedades científicas; más recientemente como servidor público.

Sus experiencias en cada uno de estos frentes lo han llevado a concluir que conservar la biodiversidad no puede ser labor de unos cuantos, sino de la sociedad mexicana en su conjunto; esta forma de pensar se refleja en gran medida en el lema de la CONANP.

“Nuestro lema más importante es ‘Conservación con, por y para la gente’. Hacemos énfasis en ello porque creemos realmente que es la única manera de hacer conservación, con la gente, pues sólo con el personal que trabaja en la Comisión no reuniríamos arriba de mil personas para cubrir todo el territorio”.

Pero involucrar a las personas en las tareas de conservación ambiental no ha sido sencillo, pues la inmensa mayoría no responde al llamado si no puede obtener algún beneficio, “aunque suene muy triste”. Por ello, a partir de mayo de 2001, la CONANP puso en marcha los programas Regiones prioritarias para la conservación, Participación efectiva y de empleo temporal que dieron lugar a la Estrategia de Conservación para el Desarrollo, con la finalidad de conservar los recursos naturales al tiempo que las comunidades mejoran su calidad de vida.

Estas iniciativas forman parte de lo que el doctor Enkerlin Hoeflich llama conservación a nivel de paisaje.

“La conservación no debe limitarse sólo a las áreas protegidas, como algunos siguen pensando, éstas son únicamente una pequeña pieza del rompecabezas llamado conservación; hay otro 70% del país, sin contar campos de cultivo, carreteras y ciudades, que también merece ser conservado.”

Para ello, debe haber un cambio en la mentalidad de las personas, quienes deben apostar por la sustentabilidad.

“Necesitamos evolucionar a una sociedad distinta, aunque la inercia es tremenda. Todos quieren gastarse lo que tienen hoy, no piensan en el futuro, ni que mucho de lo que ahorremos en el presente podrán utilizarlo algún día nuestros hijos o nietos.

”Ante este panorama, marcado por una concepción egoísta del uso de los recursos, el doctor Enkerlin habla de mantener el optimismo para continuar en la lucha por la preservación de la biodiversidad.

“No sé cuándo voy a tirar la toalla, espero que nunca. Y para no hacerlo busco fortaleza en las buenas noticias; nos regocijamos con lo que estamos haciendo bien.

Una de esas buenas noticias le llegó a principios de julio, cuando el doctor Enkerlin fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con el premio Sultán Qaboos, por su labor como investigador, y por la proyección y consolidación que ha logrado imprimir a la conservación del patrimonio natural de México.

Entre los logros de su administración al frente de la CONANP está el incremento en el registro de hume- dales ante la Convención RAMSAR de Humedales de Importancia Internacional, y de Áreas Naturales Protegidas ante UNESCO como parte del Programa Hombre Biosfera (MAB).

En las listas del MAB-UNESCO, México ocupaba al inicio de esta administración el lugar nueve, ahora está en la quinta posición. En cuanto a humedales y manglares de la Convención RAMSAR, el país sólo había registrado siete; hoy son 59, con lo cual el país saltó de menos del cuadragésimo al segundo lugar.

“El premio, por ejemplo, es algo que realmente te carga la batería por mucho tiempo, pueden venirse temporadas largas sin suficientes buenas noticias, pero este tipo de cosas te mantienen mucho más tiempo jalando”.

Para finalizar, Ernesto Enkerlin comenta: “si un día caigo en el pesimismo, en ese momento dejaré esta labor, porque el papel del conservacionista es creer firmemente en su capacidad para llevar a la sociedad hacia la sustentabilidad; si no puedes creer en eso estás frito, y entonces hay que cambiar de chamba.”