Ciencia y política en 1912
El Primer Congreso Científico Mexicano
El Primer Congreso Mexicano (1912) constituyó un acontecimiento inusitado, al ser una expresión colectiva que reclamaba identidad para la ciencia en la transformación social y política del país, luego del derrocamiento del dictador Porfirio Díaz.
Los acordes de El barbero de Sevilla, de Rossini, sirvieron de marco para la inauguración del Primer Congreso Científico Mexicano en la Ciudad de México, el 9 de diciembre de 1912. El congreso fue organizado por la Sociedad Científica “Antonio Alzate”, y treinta y seis instituciones de investigación y enseñanza científica prestaron su concurso para la realización del mismo. La declaración de apertura del congreso fue hecha por el Presidente de la república, Francisco I. Madero. La conferencia inaugural corrió a cargo del profesor Alfonso L. Herrera, vicepresidente del congreso y autor de la iniciativa para la organización de este importante evento académico, que versó sobre “La ciencia como factor primordial en el progreso de las naciones”.
Como presidente del congreso actuó el médico Alfonso Pruneda, quien era a la vez presidente de la asociación convocante, y el profesor Rafael Aguilar y Santillán fungió como secretario. El programa científico se desarrolló a lo largo de seis días e incluyó sesiones dedicadas a: Filosofía, Sociología, Lingüística y Filología, Ciencias Matemáticas, Ciencias Físicas, Ciencias Naturales, Ciencias Aplicadas, Geografía, Historia y Arqueología; todas áreas que abrían un abanico para que la participación reflejara la diversidad disciplinaria de la ciencia nacional. El congreso constituyó un acontecimiento inusitado en la historia científica nacional, pues vino a ser una expresión colectiva que reclamaba identidad para la ciencia –en tanto que parte actora– en la transformación social y política del país, luego del cambio político por el cual había sido derrocado el dictador Porfirio Díaz.
El objetivo de este primer congreso científico quedó redactado de la siguiente manera: “despertar el amor a la ciencia, siempre en lucha con el mercantilismo; poner en movimiento todos los centros de investigación y enseñanza; sacudir el marasmo de los menos activos y entusiastas; estimular a todos...”, para hacer avanzar lo ya logrado y, sobre todo, darlo a conocer.
Encuentre la información completa en la versión impresa de Ciencia y Desarrollo, Mayo-Junio 2012
Juan José Saldaña es doctor en Historia y Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Paris I. Profesor titular en la Facultad de Filosofía y Letras-UNAM. Investigador Nacional, nivel III.
