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Marzo-Abril 2012
Hélix
ALFONSO AGUILAR PERERA*
El pez león en la costa de Yucatán

La llegada del pez león a las costas mexicanas es relativamente reciente. Su introducción, en 1980, en Florida, fue detectada en México hasta inicios de 2009, en Cozumel, Quintana Roo, el Caribe Mexicano.

La implantación del pez león representa la “crónica de una invasión anunciada”. Desde hace 30 años, fue introducido por acuaristas –intencional o accidentalmente (no se sabe a ciencia cierta cómo)– a los arrecifes coralinos de Florida, Estados Unidos.

Las noticias difundieron que su liberación se debió a daños provocados en acuarios, por el huracán Andrew, en Florida, 1992, pero su presencia en el arrecife data de 1980.

Conocido también como pez escorpión, pez pavo o pez cebra, y valorado entre $25 y 40 USD en el comercio de acuario, el pez león es originario del Océano Indo-Pacífico. Después de su introducción, se diseminó a través del Oeste Atlántico, incluídos Mar Caribe y golfo de México, a grado tal que llegó a convertirse en una invasión.

Las corrientes marinas promovieron la dispersión de sus huevecillos y larvas, y sólo era cuestión de tiempo el avance de su dispersión por toda la región. La falta de depredadores naturales, su crecimiento rápido, su fecundidad alta (dos millones de huevecillos anualmente) y un apetito insaciable hicieron el resto, propiciando su exitoso establecimiento.

Registros ocasionales en Las Bahamas indican que algunos peces nativos, como los meros, son capaces de consumirlo; aunque, no hay evidencias de que haya otros depredadores del pez león en la región. En 2007, estudios moleculares revelaron que la invasión se compone en realidad, de dos especies: el pez león rojo, Pterois volitans y el pez de fuego del diablo, P. miles; ambas muy parecidas tanto en forma y coloración como en biología; no obstante, P. volitans es más abundante (93%).

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