De niña, Cristina deseaba ser astronauta y conocer a los extraterrestres, su curiosidad infantil con el tiempo se transformó en el impulso que la llevaría a estudiar física y posteriormente a buscar la manera de aplicar los conocimientos adquiridos a favor de causas terrestres.
En 1984, siendo investigadora del Instituto de Física de la UNAM, un penoso acontecimiento definió sus intereses futuros: su padre sufrió una caída durante una práctica de campo. “mi padre quedó cuadraplégico y eso me causó una profunda angustia, pues aún con todo lo que había aprendido de ciencia, ¡no podía ayudarlo! Eso me motivó a relacionarme con médicos y a buscar la manera de aplicar la física a cuestiones médicas”. |