Terapia médica con células troncales:
Verdades científicas y falsas promesas


Terapia médica con células troncales:
Verdades científicas y falsas promesas
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La terapia celular se define como la administración de células vivas en un paciente con la intención de tratar o curar una enfermedad, o bien, reparar un tejido dañado. Los diseños terapéuticos basados en el uso de las células troncales explotan su extraordinaria capacidad de diferenciación; es decir, de transformarse en células altamente especializadas.

Técnicas como el trasplante de células troncales sanas permitirían remplazar aquellas células que se perdieron o adquirieron un comportamiento patológico. Las células troncales requeridas para el trasplante pueden ser obtenidas en el laboratorio y manipuladas para inducir su especialización hacia un tipo determinado de célula o para revertir una mutación genética que afecte su función y convertirla en una célula “saludable”. Tanto el origen como la capacidad de diferenciación de las células trasplantadas pueden variar, dependiendo de las necesidades terapéuticas.
          Las comunidades científicas y médicas han trabajado intensamente y continúan haciéndolo, para lograr el traslado eficiente del conocimiento generado a través de la investigación científica sobre la biología y el potencial terapéutico de las células troncales a la clínica y los pacientes. En consecuencia, se han diseñado e implementado protocolos terapéuticos revolucionarios para ciertas patologías del sistema inmune, tipos específicos de cánceres y algunos problemas de huesos, piel y córnea. Sin embargo, en paralelo con estos esfuerzos legítimos, un gran número de clínicas en el mundo han empezado a ofrecer de forma abusiva “terapias” que no cumplen con los requisitos mínimos de seguridad, no están apoyadas en el conocimiento científico o médico y —quizá lo que más afecta al paciente— no tienen ninguna eficacia real comprobada y contrastada. En tal sentido, este artículo tiene como objetivo dual resaltar el potencial y dar a conocer las limitaciones actuales de las terapias celulares basadas en el uso de las células troncales.

Hoy en día, hablar de tratamientos de diferentes enfermedades con células troncales, prácticamente, se ha vuelto un tema para pláticas de café y, si revisamos en la internet lo ofertado para curar casi cualquier enfermedad con este tipo de células, nos sorprenderíamos de ello. Lo cierto es que, actualmente, en términos prácticos y tomando en cuenta los avances científicos, podemos definir el uso de las células troncales en la práctica clínica mediante dos conceptos: a) la medicina del presente; y b) la medicina del futuro.
          Si nos referimos al uso de las células troncales en la medicina del presente, resulta muy claro y contundente que el único procedimiento aprobado a nivel internacional es el terapéutico con fines curativos para diversas enfermedades de la sangre o hematológicas, el cual se conoce como trasplante de células troncales sanguíneas o también denominadas hematopoyéticas (TCH). En términos generales, este procedimiento consiste, en una primera fase, en la eliminación, prácticamente por completo, de las células hematopoyéticas presentes en el interior de los huesos del paciente, las cuales forman parte de un órgano denominado médula ósea (MO), considerado como la fábrica de la sangre. Posteriormente, se intenta regenerar los niveles hematopoyéticos de la MO con células troncales hematopoyéticas provenientes de donadores sanos; para ello estas células se pueden obtener de la misma MO del donador, pero también de la sangre de cordón umbilical de los bebés al momento de nacer.
          Ahora bien, para hablar de la medicina del futuro con células troncales, es necesario mencionar que existen otros tipos de células troncales no hematopoyéticas, que están siendo investigadas para determinar su potencial aplicación en distintas enfermedades. Entre ellas podemos mencionar las células mesenquimales, como una de las células troncales cuya capacidad funcional para ser aplicada en medicina está siendo evaluada en muchos protocolos clínicos y se pudiera considerar como una de las células con mayor proyección en un futuro cercano. Es importante mencionar que dichos protocolos cuentan con el aval de comités científicos, éticos y de bioseguridad que resultan ser clave para que este tipo de células pueda llegar a ser aplicado de manera rutinaria en terapia celular, tal y como se realiza con las células troncales hematopoyéticas.
          Actualmente, las células mesenquimales se están empleando en protocolos clínicos para mejorar el TCH, particularmente, para arreglar la falla de injerto de las células hematopoyéticas, es decir, para que las células trasplantadas en el paciente se mantengan vivas y puedan repoblar con nuevas células sanguíneas su MO.
          Además, también han sido utilizadas las células mesenquimales para favorecer la recuperación hematopoyética rápida de los pacientes sometidos a TCH y para disminuir la enfermedad conocida como EICH (por sus siglas: enfermedad injerto contra huésped), problema que suele presentarse y resulta letal en etapas avanzadas del paciente trasplantado y que consiste en que las células del donador atacan las células del paciente.
          La clave para que las células mesenquimales puedan ser utilizadas en tratamientos de EICH es su capacidad para disminuir la inflamación mediante la inmuno-regulación de las células del sistema de defensa de nuestro organismo, conocidas como células de la respuesta inmune.
          Es importante puntualizar que las células mesenquimales se han vuelto un blanco comercial de terapias no probadas y pueden representar un riesgo inminente para la salud de aquellos pacientes sometidos a tratamientos no autorizados con dichas células. De hecho, entre las ofertas de terapia celular, prácticamente más de 90% de los procedimientos que dicen utilizar células troncales, se relacionan con el empleo indiscriminado de células mesenquimales.
          La realidad es que el potencial de aplicación de estas células para combatir enfermedades metabólicas, como la diabetes; autoinmunes, como la artritis reumatoide, o bien neurológicas, como la enfermedad de Parkinson, está siendo evaluado en protocolos de investigación, en diferentes instituciones a nivel internacional (https://clinicaltrials.gov/), pero aún los resultados definitivos no han sido descritos y por ello no pueden ser considerados terapias totalmente establecidas.

En un mundo ideal, todo diseño terapéutico debería estar necesariamente construido sobre dos conceptos fundamentales: el rigor científico y la ética. Lamentablemente, ésta no es nuestra realidad. No es terapia todo lo que se ofrece, pero controlar esta oferta es un proceso complejo que requiere intervención en varios niveles: desde la aprobación de leyes y expedición de reglamentación de agencias reguladoras hasta la difusión de conocimiento riguroso por parte de la comunidad científica. Sin embargo, es nuestra decisión como individuos —o posibles usuarios— tratar de acudir a fuentes de información fidedignas, aprender todo lo posible a discriminar entre el conocimiento y la especulación y ejercer nuestro derecho a la cautela y el cuestionamiento crítico.
          Ante la avalancha inescrupulosa —e, incluso, rayana en lo absurdo— de ofertas relacionadas con terapia celular para cualquier patología, investigadores, médicos y sociedades científicas han comenzado a redactar valiosísimas pautas informativas que alertan y guían tanto a pacientes como a familiares hacia un correcto acercamiento a los tratamientos (International Society for Cellular Therapy (ISCT).1
          
Independientemente del país de origen o del tipo de terapia ofertada, algunos signos de alarma son comunes y dejan traslucir una grave desconexión entre las promesas que se hacen y la realidad científica sobre la que se deberían forjar; por ejemplo:

  1. No todas las células troncales son iguales; no cualquier célula puede ser utilizada para tratar cualquier patología, y la misma célula no puede ser utilizada para tratar patologías que no estén relacionadas. Se requiere un mínimo de conocimiento de la biología de la enfermedad: ¿por qué se presenta un malestar?, ¿cuáles son los tejidos involucrados?, ¿se conoce realmente?…, además de conocimiento sobre las células: ¿cuál es su origen?, ¿de dónde y cómo fueron obtenidas?, ¿se utilizan las mismas células para tratar, por ejemplo, un problema del sistema inmune y otro de degeneración del tejido cardiaco?, ¿cómo es esto posible?
  2. Ningún recurso médico está totalmente exento de riesgo. Los lineamientos para llevar a cabo cualquier procedimiento son claros: se debe hacer un balance entre los posibles beneficios y los potenciales efectos adversos. Para ello, es imprescindible realizar estudios rigurosos que comienzan en los laboratorios de investigación, con el desarrollo de modelos animales, y fluyen hacia ensayos clínicos estandarizados que deben cumplir normas estrictas en cuanto al número de individuos, la inclusión de controles, el seguimiento temporal de los efectos y, finalmente, la accesibilidad pública de los datos obtenidos en el protocolo registrado en una agencia oficial de control.
            Los pacientes deben exigir la seguridad o eficacia de la terapia ofertada.
            Los pacientes pudieran también optar por formar parte de un ensayo clínico, pero, en este caso, deberán ser apropiadamente informados de las características del experimento; además, un aspecto fundamental: el tratamiento no deberá tener costo para el paciente.
            En cualquier otro caso, los procedimientos no sólo no están exentos de riesgo, sino que son extremadamente peligrosos.
  3. ¿Quién se esconde tras el anonimato? Términos generales como: “la comunidad científica” o “uno de los investigadores más relevantes del área”, sólo esconden el anonimato de los responsables de la aplicación de los tratamientos terapéuticos fraudulentos que se ofertan impunemente. La información debe ser precisa y exacta, así se debe exigir.

Sin duda, las células troncales tienen un potencial incalculable para beneficiar la salud humana a través del desarrollo de protocolos terapéuticos. En este momento, sólo un pequeño y selecto número de patologías se pueden abordar mediante estos protocolos. Sin embargo, la investigación científica, médica y técnica continúan desvelando rápidamente nuevos conocimientos que auguran una revolución sin precedentes. Como sociedad, debemos impedir que el lucro fraudulento de la esperanza erosione la confianza depositada en el estudio y explotación de estas células. Para ello, nuestra apuesta se resume en dos conceptos: generación de conocimiento y educación.

  • Castro-Manreza M., G. Fajardo-Orduña, M. L. Mora-García, A. Monroy-García, J. J. Montesinos (2017). “Células troncales mesenquimales: potencial terapéutico”. En Células troncales: biología y aplicación en biomedicina (2). México, Porrúa, pp, 233-257.
  • International Society for Cell and Gene Therapy (2015). ISCT Presidential Task Force on the Use of Unproven Cellular Therapies: Reference Guide. https://www.celltherapysociety.org/page/PTF2015
  • International Society for Stem Cell Research (2008). Manual del paciente sobre terapias con células madre. http://www.closerlookatstemcells.org/patient-resources/#handbook

 

Mónica Lamas

Es miembro de la Sociedad Mexicana para la Investigación con Células Troncales y labora en el Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

Juan José Montesinos

Es miembro de la Sociedad Mexicana para la Investigación con Células Troncales y está adscrito al Laboratorio de Células Troncales Mesenquimales, Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Oncológicas, en el Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI – IMSS.

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