
En las últimas décadas se ha descubierto que las mitocondrias también participan en otros procesos metabólicos importantes, como la regulación de concentración de calcio intracelular y la generación de radicales libres (ROS) los cuales, a su vez, fungen como mensajeros y activadores de proteínas reguladoras de la sobrevivencia y muerte
programada en la célula.
La vida de las mitocondrias dentro de las células es más dinámica de lo que se pensaba. En las células, las mitocondrias suelen tomar diversas formas: esferas, bastones largos o medianos o, incluso, redes intrincadas. Aunque se sigue investigando su significado, aparentemente, la forma se asocia al estado metabólico general de la célula. Este hecho ha llevado a pensar a los investigadores que tanto la determinación de la forma, la distribución sub-celular así como el potencial eléctrico de la mitocondria con respecto a la célula, pueden ser utilizados como marcadores para determinar la salud celular.
Y se preguntarán: ¿qué tiene que ver esto con el funcionamiento del cerebro? La respuesta es: todo. Resulta que investigaciones de algunas patologías del cerebro han encontrado que muchos de los problemas del mal funcionamiento y muerte de neuronas y células gliales se deben a mutaciones en genes mitocondriales, ya sea en genes relacionados con el movimiento de las mitocondrias o en genes que codifican para proteínas que regulan la forma mitocondrial.
Pongamos algunos ejemplos. Las neuronas son las células más grandes y polarizadas del cuerpo; lo cual significa que las neuronas pueden llegar a medir hasta un metro de largo en el humano, y por lo tanto se requiere de un óptimo transporte de energía a través de la neurona para que ésta lleve a cabo sus funciones fisiológicas. Para ello es necesario un sistema de distribución que permita el movimiento y localización de las mitocondrias en lugares estratégicos de la neurona, donde se requiera mayor energía. ¿Cuáles pueden ser éstos?: por ejemplo, en las sinapsis, que son sitios anatómicos especializados donde se transmite el mensaje eléctrico y químico de una neurona a otra. Sin embargo, también se necesita que algunas mitocondrias estén cerca del núcleo celular y no necesariamente ser transportadas a sitios remotos. Por ejemplo, se ha observado que las mitocondrias neuronales y gliales, al ser teñidas con colorantes fluorescentes vitales, se localizan acumuladas alrededor del núcleo, donde los procesos de transcripción de genes, replicación de ADN y traducción de proteínas consumen cantidades importantes de ATP.