En un primer acercamiento
, mostramos que los niños con autismo, expuestos a un programa controlado de deportes virtuales, adquieren habilidades motoras elaboradas e incrementan su función cognitiva y socialización.
5 Para llegar a esta aseveración, sometimos a un grupo de niños de ambos sexos con autismo a un plan diseñado para una estimulación virtual controlada, utilizando la consola comercial Wii (Nintendo Co) y su programa de Deportes (Wii Sports).
Los niños se enfrentaron al reto del juego durante 50 semanas, divididas en cuatro fases. En la primera, se entrenaron para aprender el uso de la consola y el control remoto o mando, siguiendo las instrucciones del avatar en la pantalla; lo cual lograron en un periodo de cinco semanas (10 sesiones de 20 minutos, dos por semana). La segunda fase fue el juego competitivo entre el niño y el investigador, competencia que se registró en un periodo de 15 semanas. La tercera —de otras 15 semanas— consistió en la competencia entre los mismos niños (socialización). Y la cuarta, también de 15 semanas
, consistió en enfrentar a los niños a los juegos reales.
El interés por lo que sucedía en la pantalla se despertó en la mayoría de los niños a partir de la segunda semana y
, paulatinamente
, todos los participantes establecieron contacto visual e interés, tanto por los eventos en la pantalla
, como para el inicio de la imitación de los movimientos del avatar.
A partir de la imitación de estos movimientos
, empezó a destacarse una diferencia de género: las niñas aprendían más rápido que los niños; la imitación desencadenó una conducta importante que se encuentra reducida en niños con autismo: la acción de copiar los movimientos. Pero, a pesar de que los niños tenían dificultades al empezar a imitar movimientos, adquirieron correctamente la habilidad con el paso del tiempo.
El uso correcto del mando en su mano impuso una dificultad mayor, sobre todo a los niños. El juego se controla con dos botones, el A que se encuentra enfrente y, por lo tanto, a la vista, y el B que se ubica en la parte trasera del control y no es visible mientras se juega. Entre las pruebas 5 y 7, las niñas aprendieron a usar ambos botones, mientras que los niños —en el mismo periodo— sólo aprendieron a usar el botón A y, hasta la sesión 10, aprendieron a usar el botón B. Esta situación refleja una baja percepción espacial con los dedos de la mano, lo cual denota baja habilidad para localizar objetos fuera de la vista. Pero, con el paso del tiempo, los niños también fueron capaces de adquirir esta habilidad, lo cual indica que adquirieron una mejor percepción de su entorno.
Con el paso del tiempo y de las diferentes fases, todos los participantes desarrollaron mayores capacidades, como la de aprender a acertar en el blanco; además, empezaron a identificar los deportes, a obtener puntajes en los resultados, y sobre todo, lograron seguir las reglas del juego. Todo esto nos llevó a concluir que estaban siendo conscientes de lo sucedido en la pantalla y, por consiguiente, seguían aprendiendo.
A partir de estas observaciones
, propusimos que la ejecución de movimientos continuos, como los realizados con un deporte virtual, incrementa las habilidades para el aprendizaje en niños con autismo. Propuesta que se reforzó cuando observamos que los niños no sólo empezaban a jugar, sino que también asumían una conducta de espectadores al observar a sus compañeros jugar, pues emitían sonidos e, incluso, aplaudían cuando un compañero jugaba acertadamente. Esto, por supuesto, nos llevó a un nuevo plano: la socialización entre ellos a partir de compartir un deporte virtual y expresar emociones conjuntas; lo cual, sin duda, emitía mensajes de que estaban iniciando un proceso de socialización.
Todos estos estudios nos permiten concluir que el uso controlado de deportes en video es un procedimiento acertado para potenciar las habilidades de niños con autismo. Las diferencias en tiempo en el aprendizaje de los deportes, cuando en la primera etapa las niñas aprendieron más rápido que los niños, nos dan un indicio de que hay una diferencia de género en este trastorno del desarrollo. Sin embargo, ambos sexos obtienen los mismos resultados en el largo plazo; no obstante, es importante considerar que esta diferencia debe ser estudiada con más detalle en investigaciones futuras. Por supuesto, estos resultados nos llevan a plantear que el uso de esta tecnología puede ser útil para estimular otras áreas de habilidad para los niños dentro del espectro autista.