RESPONSABLE DE LA DICTAMINACIÓN TÉCNICA
Colabora con Ciencia y Desarrollo a partir de febrero de 1992.
¿Qué significa para ti colaborar con la revista?
Colaborar con una revista tan importante como Ciencia y Desarrollo es un verdadero privilegio. Las ciencias y las humanidades son –deberían ser— unidades de generación de conocimiento fresco para el país. Contribuir, de alguna manera, a su acrecentamiento desde mi perspectiva me llena de satisfacciones. Esta distinción es extraordinaria porque me permite estar actualizada con información de vanguardia, puntera en las nuevas líneas e interpretaciones de nuestra realidad, por lo cual, espero seguir en la revista Ciencia y Desarrollo muchos años más.

Una de mis favoritas corresponde al ejemplar de julio/agosto de 1995, que presenta una interpretación gráfica de un artículo del doctor Vicente Quirarte titulado “Sintaxis del Vampiro”. La ilustración más el artículo resultaron ser un perfecto binomio que denota con precisión el vínculo de las letras y las ciencias.
Anécdota
A lo largo de mi trayectoria profesional, en la que he formado parte del equipo editorial de Ciencia y Desarrollo, no sólo he tenido el privilegio de colaborar en ella. También ahí he podido reconocer la serie de esfuerzos de todas aquellas personas que han contribuido con sus conocimientos para consolidarla como una de las mejores publicaciones especializadas del país. Entre las satisfacciones que encuentro adecuadas rememorar, no es precisamente una vinculada directamente con mi trabajo en la revista, sino otra reconocida y significada a través de dos coincidencias.
La primera fue un texto contenido en un libro de homenaje a Manuel Buendía donde se menciona que Gerardo Bueno Zirión, director del Conacyt, desde mayo de 1973, mandó a llamar a este periodista que fue, además de director de prensa y relaciones públicas de la institución, fundador, coordinador y editor entusiasta de éste y otros proyectos como Comunidad Conacyt y Conexión, lo que implicó un extraordinario inicio para la revista que cumple cuarenta años.
Años después, otra lectura significó el legado de Buendía. Miguel Ángel Granados Chapa, en una publicación póstuma, recoge este mismo dato señalando lo acertado de la decisión de Gerardo Bueno, al encomendarle la dirección de este propósito, pues su larga vida de existencia lo demuestra ampliamente. En virtud de lo anterior, la coincidencia de los datos me indujo a tomar conciencia de lo significativo que ha resultado haberme integrado a Ciencia y Desarrollo desde 1992, pues me siento muy afortunada de seguir en esta línea inaugurada por Buendía con la firme convicción de aportar desde mi perspectiva humanística a la generación de un conocimiento que reconoce la importancia de ello más allá de las ciencias exactas.