Somos un país de obesos y diabéticos… Y si en lo particular no lo somos, todavía el riesgo de presentar cualquiera de estos desordenes metabólicos es muy alto, así lo indica esa bola de cristal que se llama estadística, la que nos dice lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.
Uno de cada 10 mexicanos padece diabetes y 7 de cada 10 tienen sobrepeso u obesidad, así las cosas.1 Hay muchos porqués en esta historia... por ello, vamos a plantear algunas estrategias que pueden contribuir a darle la vuelta a las estadísticas.
Al terminar de leer este artículo notarás que el mensaje es simple, incluye fibra… mucha fibra en tu dieta. Así de sencillo, pero así de complejo.
Primero, hay que entender qué es el índice glucémico, un concepto que data de los años ochenta, y que mide la velocidad con que la glucosa ingerida en los alimentos entra a la sangre.2,3 En este punto es importante decir que la glucosa no sólo está en el azúcar de mesa, también se puede encontrar en los almidones de la tortilla, pan, papa, cereales, etc. ¿Por qué es importante el índice glucémico? Porque en función de nuestra genética, cuando la glucosa pasa muy rápido desde la comida hacia la sangre se generan picos agudos de insulina, una hormona que produce el páncreas y que envía a nuestros tejidos un mensaje: “Ahorra, guarda, almacena, acumula… Grasa o proteína, pero, ¡guárdalo!” Esto se traduce en: ¡engorda!
Los picos de insulina son la respuesta fisiológica a la presencia de algunos azúcares en la sangre provenientes de la dieta y aunque son normales, cuando estos picos son demasiado elevados el metabolismo adquiere una tendencia hacia la síntesis, lo que denominamos anabolismo.
Cuando comemos algo que produce un ingreso de la glucosa a la sangre muy rápido, la insulina deja el mensaje y nuestros tejidos engordan. Claro está que influye la genética, la ingesta calórica, la falta de ejercicio, pero este mensaje se agudiza cuando hay picos de insulina. Es como una sombra, como una señal alterada, como un impulso negativo con el tiempo, si la tendencia sigue da lugar al síndrome metabólico y a la resistencia a la insulina.
¿Podemos acaso cambiar algo de esto? Sí, al consumir alimentos de bajo índice glucémico. La clave es una “entrada lenta” de la glucosa a la sangre, para que el mensaje de almacenar o engordar se reduzca. Existen diversas estrategias para evitar picos elevados de insulina en la sangre como la selección de los alimentos con carbohidratos complejos, o bien incorporar mucha fibra en lo que comes, lo cual permitiría modular el ingreso de glucosa a la sangre a la hora de comer.
La medición del índice glucémico de un alimento se hace en personas, a quienes se les mide la glucosa en sangre por un tiempo determinado, después de darles de comer 50 g de carbohidratos disponibles del alimento de prueba. En este análisis también se evalúa el consumo de pan o glucosa sólo como referencia. La figura 1
