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Noviembre-Diciembre 2013
Hélix
 
 
Bioacústica y reconciliación auditiva  
Bioacústica y reconciliación auditiva
El canto de las aves

El despegue de la bioacústica, básicamente, se inició gracias a importantes avances tecnológicos con fines militares, como la invención de la grabadora de cinta magnética, en Alemania, durante la II Guerra Mundial

En el estudio del comportamiento de la comunicación entre los animales a través de señales sonoras, existe una ciencia multidisciplinaria que combina la biología y la acústica, conocida como bioacústica. Al hablar de esta ciencia, generalmente nos referimos a la investigación en torno a la producción del sonido, su dispersión a través de un medio y su recepción tanto en animales como en humanos. En consecuencia, la bioacústica consiste en el estudio del comportamiento de comunicación de los animales a través de señales sonoras, el cual se ha desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En sus primeros años, su avance se vio obstaculizado por limitaciones tecnológicas, pues, antes de contar con la tecnología adecuada, las primeras descripciones de los cantos de aves se basaron en onomatopeyas o notaciones musicales usando, como principales herramientas, sólo los estupendos oídos de algunos privilegiados y, desde luego, paciencia, además de notas o apuntes.

Las primeras exploraciones, desde el punto de vista sonoro, se llevaron a cabo con aves cautivas. Daines Barrington, en 1773,1 observó que las aves jóvenes debían practicar sus cantos continuamente, algo muy parecido al esfuerzo imperfecto de un niño al balbucear; las aves canoras deben practicar constantemente el canto hasta perfeccionarlo.

Posteriormente, el compositor francés Olivier Messiaen hizo unas transcripciones musicales del canto de un pinzón común (Fringilla coelebs), las cuales resultaron irreconocibles para un ornitólogo.

A. Saunders, en 1929, desarrolló un sistema para ‘tomar notas’ que le permitió comparar la conducta vocal de varias especies de aves y, más tarde, en 1943, los detalles finos del canto del gorrión cantor (Melospiza melodia) fueron estudiados por Margaret Morse Nice, quien, de ellos aprendió que los machos tienen un repertorio de 10 o más distintos cantos. Otro estudio pionero fue el de W. Craig, en 1943, al estudiar la conducta vocal del pibí oriental (Contopus virens) y describir importantes diferencias entre los cantos de alborada y los cantos del resto del día; un tema crucial y de mucha importancia para entender la función del canto.
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Julio - Agosto 2014
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Fernando González-García es biólogo por la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana, Maestro en Ciencias por la Facultad Ciencias-UNAM, y estudiante de doctorado en la Universidad de Alicante, España. Es responsable de la Biblioteca de Sonidos de las Aves de México (Bisam), del Instituto de Ecología, A. C., en Xalapa, Veracruz. Asimismo, realiza estudios de comunicación acústica en aves e imparte talleres de técnicas de grabación y análisis de sonidos, en diversos países de Latinoamérica. Su área de investigación abarca ecología, comunicación y conservación de aves.

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