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Estrategia para el abastecimiento de agua en Yucatán

En la península de Yucatán, más de 90% del agua destinada al consumo humano es subterránea; para protegerla es necesario crear reservas hidrogeológicas.

En la actualidad se reconoce que el acceso al agua es un derecho humano e, incluso, la Organización de las Naciones Unidas afirma que para acabar con la pobreza en el mundo es necesario que toda la población tenga esta garantía. Por lo anterior, la comunidad científica se encuentra ante el reto de generar el conocimiento científico y tecnológico, así como las opciones que apoyen el abasto de agua para la población.

De Marsily¹ propuso la creación de la figura de zona de reserva hidrogeológica, como un instrumento para proteger las zonas de recarga y evitar la contaminación del acuífero, resaltando el hecho de que, en los pasados 20 años, se había hecho un gran esfuerzo para mejorar la calidad del agua superficial, aunque en el mismo periodo la calidad del agua subterránea se fue deteriorando.

En regiones como la península de Yucatán, donde más de 90% del agua disponible para consumo humano proviene del agua subterránea, uno de los instrumentos para proteger el recurso y facilitar su gestión es la creación de reservas hidrogeológicas. La principal fuente de agua potable en el norte del estado es un acuífero libre de aproximadamente 60 m de grosor,² que se ha desarrollado en el medio cárstico (constituido por carbonato de calcio). La naturaleza cárstica es un factor importante, ya que confiere al acuífero una alta vulnerabilidad.

Aunque el concepto de reserva hidrogeológica no es nuevo, en la península de Yucatán es relativamente reciente —como lo muestran las propuestas de Escolero et al.,³ — para que algunas zonas de Yucatán pudieran constituirse como reservas hidrogeológicas; sin embargo, no se concretaron. Perry et al.⁴ presentaron un modelo conceptual, con base en la geoquímica y la circulación del agua subterránea a lo largo del anillo de cenotes, en el que se propone la existencia de una zona de recarga entre Telchaquillo y Tekit.

La ciudad de Mérida ha duplicado su población en sólo 20 años, pasando de 425 mil, en 1980, a 830 mil habitantes, en 2010; como consecuencia, la demanda de agua se ha incrementado para consumo doméstico, agrícola e industrial. Por lo anterior, el objetivo general del estudio fue identificar una zona en el anillo de cenotes en Yucatán, para proponer al gobierno del estado la creación de una zona de reserva hidrogeológica que garantice el abastecimiento de agua en la ciudad de Mérida.

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Enero - Febrero 2014

Laura Hernández Terrones es Ingeniero Civil por el Instituto Tecnológico de Durango, Maestra en Ciencias en Ingeniería Ambiental por el ITESM campus Monterrey y Doctora en Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente, por la Université Paul Sabatier. Toulouse III. Actualmente, se desempeña como Investigador Titular A de la Unidad de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C.

Mario Rebolledo Vieyra es Licenciado en Oceanología (UABC), Maestro en Sismología (CICESE) y Doctor en Geofísica (UNAM). Realizó su Postdoctorado en Geofísica en el Laboratoire des Sciences du Climat et de l’Environnement, CNRS-CEA. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (II). Actualmente, es Investigador Titular B de la Unidad de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C.

Antonio Almazán Becerril es Licenciado en Biología y Maestro en Ciencias por la UNAM; además de Doctor en Oceanografía Biológica, por el CICESE. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (I). Actualmente, es Investigador Asociado C de la Unidad de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C. Su investigación se centra en la ecología en fitoplancton.