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JUAN NEPOTE |
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Historias del cerebro |
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Paul Pierre Broca |
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Entre las múltiples funciones que realiza nuestro cerebro destacan dos: la capacidad de recordar y la de imaginar, siempre asociadas; ambas nos sitúan en un espacio y un tiempo distintos a lo que experimentamos a través de los sentidos.
Imaginar y recordar activan los mismos circuitos cerebrales. Cada vez que ponemos en marcha nuestra memoria la reconstruimos, alteramos los recuerdos, mezclándolos con pensamientos y deseos actuales; recordamos imaginando y viceversa.
Fascinación por el cerebro
La importancia de nuestro cerebro ha sido muy bien definida por el biólogo argentino Diego Golombek: “¿somos una más de las funciones del cerebro?”. Quizá debido a una reflexión semejante fue que el francés Paul Pierre Broca, un hombre de exagerados buenos modales, dotado de una reconocida generosidad y compasión por los desfavorecidos, inconmensurablemente amable y envidiablemente lúcido, se dedicó, durante casi la totalidad de su vida, a desarrollar una obra científica original, con aportaciones en el campo de la neurología y de la antropología. Sus investigaciones tuvieron una influencia fundamental en la cirugía cerebral y en el desarrollo de las neurociencias, al identificar una región del cerebro —que ahora llamamos área de Broca— con el sitio donde se originan los procesos relacionados con el habla, y evidenciar que ciertas zonas del cerebro se ocupan de funciones muy específicas.
Además de todo ello, Broca mantenía un hábito algo excepcional: coleccionaba cerebros humanos.
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Enero - Febrero 2014 |
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