Revista Ciencia y Desarrollo

Aloe Vera, las bondades terapéuticas de la sábila

Aloe vera fue considerada por los egipcios la planta de la inmortalidad, debido a su capacidad de curar lo que se pensaba era imposible.

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Desde la antigüedad hasta el día de hoy, Aloe vera ha sido ampliamente utilizada para la elaboración de cosméticos, suplementos alimenticios y remedios medicinales, entre otros productos. Los primeros en dar a conocer sus propiedades curativas fueron los egipcios, quienes la consideraban un dios, cuya sangre tenía poderes espirituales y sobrenaturales capaces de ofrecer belleza, salud y juventud; por ello, era llamada la planta de la inmortalidad.

Esta planta, originaria de África oriental y meridional, en México es conocida como sábila, vocablo que deriva del árabe çabila, que significa ‘planta espinosa’; sin embargo, la palabra aloe proviene del término —también árabe— alloeh, es decir, ‘sustancia amarga brillante’, mientras que vera, en latín, significa ‘verdad’.^1,2

Fueron los conquistadores quienes introdujeron esta planta en el Centro y el Sur de América, lo que incluye las Antillas Neerlandesas, Puerto Rico, Jamaica, los Andes y, más al norte, México. En este último territorio, los españoles la utilizaron como remedio medicinal y establecieron su cultivo en los cascos de las haciendas, donde se propagó a tal grado que, con el tiempo, llegó a expandirse en todo el país, debido a que es una planta muy fácilmente adaptable al medio ambiente, por lo que crece, incluso, en climas cálidos y secos; además, es muy resistente a plagas y a la falta de agua. En la actualidad, se sigue utilizando tanto en el ámbito doméstico como en el industrial, en los que tiene aplicaciones medicinales, cosmetológicas, alimenticias y ornamentales.²

En la actualidad, la Aloe Vera forma parte de una gran variedad de productos comerciales como son: bebidas refrescantes, jarabes, zumos, suplementos alimenticios, yogures, perfumes, cremas hidratantes o ungüentos, medicamentos, champúes, jabones, filtros solares, repelentes, antibióticos, antiinflamatorios, entre otros.

USO MILENARIO

La Aloe vera ha sido utilizada desde tiempos muy remotos y ha figurado en las civilizaciones de África, Asia, Europa y en el Medio Oriente durante miles de años. Esta planta ha recibido diversos usos, principalmente de tipo medicinal. Alejandro Magno conquistó la Isla Socotora, en el sur de Arabia, porque en ella había gran cantidad de áloes útiles para la curación de heridas y enfermedades de sus soldados. También se ha utilizado en el cuidado facial y capilar; se dice que Cleopatra la usaba diariamente como un ingrediente esencial para el cuidado de su piel. Un uso que algunas personas le dan, un tanto etéreo, por cierto, es el de purificar y energizar el alma, pues se cree que atrae la buena suerte.²

En la actualidad, forma parte de una gran variedad de productos comerciales como son: bebidas refrescantes, jarabes, zumos, suplementos alimenticios, yogures, perfumes, cremas hidratantes o ungüentos, medicamentos, champúes, jabones, filtros solares, repelentes, antibióticos, antiinflamatorios, entre otros. Para su uso popular no se emplea ningún proceso industrial, simplemente, las hojas frescas se licuan en trozos.²^,³^,⁵

De las 400 especies conocidas de Aloe, sólo cuatro tienen propiedades curativas o medicinales significativas, una de ellas es Aloe vera, con más de 400 compuestos químicos, pero sólo algunos de éstos poseen potencial terapéutico.

PROPIEDADES TERAPÉUTICAS DE ALOE VERA

Las propiedades terapéuticas de la Aloe vera han sido comprobadas clínicamente, por lo que ha despertado gran interés por conocer y comprender su efecto medicinal, además de encontrar otras posibles aplicaciones médicas. Debido a esto, se continúa realizando estudios para generar mayor información sobre sus propiedades terapéuticas y, en recientes investigaciones, se ha demostrado que Aloe vera es:

◂ Útil auxiliar en el tratamiento de quemaduras, ciertas alergias, algunos tipos de calvicie, caspa, abscesos, tejidos tumorosos, úlceras, dermatitis, catarro, asma, bronquitis, artritis, diabetes e infecciones renales.
◂ Tiene efectos como laxante, coagulante y astringente.
◂ Ha presentado una actividad positiva en la regeneración celular y de los tejidos, al acelerar la cicatrización y la curación de heridas o lesiones de la piel, debido a que aumenta el correcto entrelazamiento de las fibras de colágeno.
◂ Su efecto antimicrobiano y antiinflamatorio se debe a los polisacáridos y compuestos fenólicos.
◂ Ha mostrado tener propiedades fungicidas, pues se ha reportado que inhibe la formación de colonias como Trichophyton mentagrophytes, un hongo que afecta los pies.
◂ Sus características hacen pensar que también podría ser eficaz en el tratamiento contra el herpes genital y el virus del papiloma humano.^1-5

En el Laboratorio de Farmacobiotecnología del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C. (CICY) se comenzó a trabajar en la purificación de compuestos de tipo fenólico contenidos en el acíbar (jugo) de la sábila y en la raíz que presenten potencial antimicrobiano contra las cepas Pseudomonas syringae, Xanthomonas campestris y Erwinia carotovora, las cuales son fitopatógenos (fitos-planta) que enferman cultivos de gran interés económico, como papa, jitomate, chile y algunos cítricos, lo cual provoca grandes pérdidas económicas en la agricultura.

CARACTERÍSTICAS

REFERENCIAS

1. A. Surjushe, R. Vasani y D. G. Saple (2008). “Aloe vera: A Short Review”. Indian Journal of Dermatology, 53(4):163-166.

2. Instituto Nacional de Ecología (1994). Sábila Aloe vera (L) Burm. Cultivo alternativo para las zonas áridas y semiáridas de México. México: Editorial Acabados Litográficos de México.

3. S. Moghaddasi, V. S. Kumar (2011). “Aloe vera their Chemicals Composition and Applications: A Review”. International Journal of Biological & Medical Research, 2(1): 466-471.

4. K. Eshun, Q. He (2004). “Aloe vera: a Valuable Ingredient for the Food, Pharmaceutical and Cosmetic Industries:A Review”, 44: 91-96.

5. T. Reynolds, y A. C. Dweck (1999). “Aloe vera Leaf Gel: A review Update”. Journal Ethnopharmacology, 68: 3-37.