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Marzo-Abril 2013
Hélix
 
 
 
La Ciudad de México, ciencia en situación
La entropía desvelada

MARGARITA ALURA GUZMÁN GOMÓRA

La Ciudad de México, ciencia en situación
Los peores inventos del mundo

Saldaña, Juan José. Ciudad de México, metrópoli científica. Una historia de la ciencia en situación. México: ICyT D.F. -Amatl-Amite: 2012, 600 pp.

La visión de ciencia en situación, como producto de una circunstancia determinada, que comprende ambientes de todo tipo: natural, social, de infraestructura y superestructura, es la que se aplica en esta obra, para mostrarnos la evolución del conocimiento en y para la Ciudad de México.

El autor Juan José Saldaña, doctorado en historia y filosofía de las ciencias y gran divulgador de la historia de la ciencia, presenta esta obra monumental y sin parangón en nuestra literatura, en la que nos ofrece la historia y evolución del conocimiento científico gestado en lo que hoy es nuestra ciudad capital; ciencia que, por supuesto, no beneficia sólo a esta entidad.

Para ello, nos introduce en el análisis del desarrollo en cuanto a ciencia y técnica competen, provenientes de las culturas prehispánicas más avanzadas de su tiempo, como fueron las de Tula, Teotihuacan y Tenochtitlan, cunas del conocimiento de esta parte de América, sabiduría que confluyó en el área de la actual Ciudad de México (cuna nutricia, la llama el autor).

La obra rescata, incluso, las fuentes que permanecieron en segundo o tercer plano, por no corresponder con el pensamiento dominante en la época y territorio de la Nueva España, para explicar lo que ocurre en esta ciudad a partir de las muy particulares características de su surgimiento e historia, mostrándonos que, desde temprana época, se ha reconocido y ejercido el concepto de ciencia en situación en esta ciudad, con el perfil de sus habitantes, sus recursos y sus conocimientos, para remostrarla como metrópoli científica, capaz de equipararse e, incluso, sobreponerse con su saber, a cálculos y conceptos de reconocidos científicos extranjeros, durante la Colonia.

El texto nos ofrece la vinculación de descubrimientos y la generación de conocimientos con su cuna y su cultura, así como la capacidad de sus autores para formar, transmitir y desarrollar herencia social (cultura). Todo ello, partiendo desde el conocimiento aplicado a la medición del tiempo, sucesiones estacionales, periodos agrícolas: matemáticas y astronomía…, hasta la ciencia de nuestros días, ubicando el concepto ciencia como una noción histórica: ciencia en situación; un producto elaborado bajo la influencia de factores locales (físicos, culturales, políticos, rasgos colectivos, etc.), motivado por la necesidad de solucionar problemas locales y resuelta con medios locales, en su marco sociopolítico.

Pero no sólo se describe la situación de los avances científicos y su aplicación, a la luz de su —en ocasiones, doloroso— entorno sociopolítico y económico en el que se dieron, también se incluye la historia de las instituciones encargadas de administrar su apoyo y aplicación, además de las instancias jurídicas competentes en cada área del saber y la transformación de las escuelas, desde el Calmecac y el Telpochcalli, hasta nuestra red educativa actual de la Ciudad; todo completamente inmerso el contexto histórico del país (Conquista, Independencia, Reforma, Intervención francesa, Porfiriato, Revolución, periodos recientes) e, incluso, su contrastación con el ámbito internacional.

El cierre de esta espléndida exposición es un recuento y análisis de los más importantes avances en la ciencia y la técnica, así como su estado en el presente, a la luz de los más recientes modelos de desarrollo impulsados por las sucesivas administraciones públicas.
DENIS BOYER / INSTITUTO DE FÍSICA-UNAM
La entropía desvelada
Innovación y desarrollo tecnológico

Arieh, Ben-Naim. La entropía desvelada. El mito de la segunda ley de la termodinámica y el sentido común (Metatemas). México: Tusquets, 2012.

Nunca hemos observado que, después de poncharse una llanta, el gas escapado se reincorpore espontáneamente a la misma; tampoco que un huevo roto se recomponga.

Se trata de procesos irreversibles, que ocurren en un solo sentido, como el tiempo que transcurre de pasado a futuro en nuestras vidas. Por obvio que parezca, este tipo de observaciones ha intrigado profundamente a los físicos desde el siglo XIX; y es que en la ley fundamental de Newton, que gobierna la dinámica de los átomos de un gas o de los astros, el tiempo no tiene asimetría. Esta ley pilar de la física es reversible, ya que, para cualquier cuerpo en movimiento es fácil imaginar otro idéntico que recorra la misma trayectoria, en el sentido inverso. Sin embargo, en otra ley de la física, la segunda ley de la termodinámica, se estipula la noción de irreversibilidad y se postula la existencia de una cantidad que nunca puede disminuir con el tiempo: la entropía. ¿Cómo conciliar esta aparente contradicción?

En una exposición admirable de claridad, Ben-Naim desmitifica el misterio que envuelve la segunda ley de la termodinámica. El lector no requiere conocimientos de matemáticas o de física para comprender el mensaje, basta un poco de sentido común. El autor nos explica que, para describir sistemas con un número enorme de átomos (como el gas de la llanta), un enfoque estadístico es natural y, de hecho, muy iluminador.

Dicho enfoque supone que, durante la evolución de un cuerpo compuesto de muchos elementos, cada elemento tiene las mismas posibilidades de cambiar y que el proceso tiene un factor de azar. Ben-Naim ilustra esta idea con juegos de azar sencillos, empleando dados. Nos demuestra la posibilidad de que todo el gas vuelva a llenar la llanta, pero es tan poco probable como la posibilidad de obtener siempre la misma cara después de lanzar un número inmenso de veces una moneda al aire. Deberíamos esperar un tiempo prácticamente infinito, para tener la suerte de observar tal fenómeno. En cambio, el azar llevará fácilmente el gas a una configuración muy probable —muy probable equivale a entropía alta—.

En La entropía desvelada, se muestra cómo el hecho de introducir el concepto de probabilidad en la física, esta gran idea de Ludwig Boltzmann a finales del siglo XIX, rompe con una visión determinista del mundo. Las palabras siempre y nunca no son absolutas. Otra de las virtudes de este libro es que logra aclarar la relación existente entre la segunda ley y la teoría de la información, en donde el aumento de la entropía se interpreta como cantidad de información perdida. Además, el autor imagina experiencias sensoriales de la irreversibilidad, como el hermoso ejemplo musical del capítulo 5. Los numerosos comentarios y las reflexiones sobre el estatuto actual de la segunda ley también serán de interés para un lector especializado.

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