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Marzo-Abril 2013
Hélix
 
 

JORGE LUNA FIGUEROA

ALIMENTO VIVO EN LA DIETA DE PECES
UNA ALTERNATIVA NUTRITIVA

El alimento vivo propicia una eficiente digestión en los peces, así como una mejor utilización de proteínas y lípidos, aunque su capacidad para digerir carbohidratos es muy variable.

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El alimento vivo, útil en la cría de ciertas especies piscícolas en cautiverio, puede ser definido como el universo de organismos acuáticos o terrestres —tanto de origen animal como vegetal— que reúne características como: tamaño adecuado, movimiento (pues éste propicia que el comensal se desplace, con lo cual desarrolla su instinto depredador), alta disponibilidad y abundancia, cuerpo blando, altas densidades de cultivo, ciclo de vida corto (lo que asegura la constante disponibilidad de organismos), apariencia variable, alto valor nutritivo y de fácil digestión.

El uso de alimento vivo presenta, como principales ventajas: menor grado de contaminación en el agua1 —debido a que el alimento vivo no se disuelve, como ocurre con los alimentos comerciales—; mejor distribución en el acuario —consecuencia de que los organismos que forman el alimento vivo nadan y se dispersan tanto en el fondo como en la superficie—; además de mantener sus características nutritivas en el agua durante muchas horas.2 En este sentido, la nutrición, entendida como el conjunto de procesos relacionados con la alimentación, engloba varias etapas: comportamiento, que incluye la conducta y forma en que los peces consiguen su alimento; digestión y absorción (metabolismo de los nutrientes); excreción y eliminación de desechos.3

Es importante mencionar que, dentro del área productiva de la acuicultura, conocida como cultivo de alimento vivo, existe una gran diversidad de organismos que reúnen las características suficientes para ser utilizados en la alimentación de peces, por ejemplo: el crustáceo Artemia franciscana, el microgusano Panagrellus redivivus, la pulga de agua Daphnia pulex y Moina wierzejski, el gusano de fango Tubifex tubifex, el gusano blanco Enchytraeus albidus, la lombriz de tierra Eisenia foetida, los pre-adultos de mosquito Culex pipiens y Cx. stigmatosoma, el gusano de sangre Chironomus tentas, las microalgas Chlorella minutissima, Chlorella regularis y el gusano de harina Tenebrio molitor.4

Artemia franciscana.

ALIMENTO VIVO VERSUS COMERCIAL

Sin lugar a dudas, un factor de gran importancia en el desarrollo de la acuicultura es la nutrición;4sin embargo, frecuentemente, los alimentos comerciales no contienen los nutrientes que los peces requieren para un desarrollo óptimo; principalmente, en su primera etapa de vida, que resulta ser crítica en todas las especies, pues durante ésta se presenta la mayor mortalidad.1

No obstante el notable avance alcanzado en la tecnología aplicada a la producción de alimentos acuícolas, diversas investigaciones relacionadas con el tema han permitido confirmar la superioridad del alimento vivo sobre el comercial, y las principales conclusiones derivadas son:5

◂ El alimento vivo es mejor, debido a que induce en los peces estímulos visuales y químicos; es decir, facilita la identificación, en su ambiente, de presas potenciales, lo cual deriva en la incorporación de artículos nutritivamente valiosos para su desarrollo.

◂ Las enzimas presentes en el alimento vivo contribuyen a que los peces tengan una mejor digestión del alimento. Además, se ha sugerido que las enzimas exógenas, presentes en el alimento vivo, compensan la deficiencia digestiva de las larvas de peces, ya sea digiriendo los nutrientes directamente o activando las proenzimas producidas por las larvas de peces.6

◂ La digestibilidad del alimento vivo es mayor que la del comercial, esto es atribuido a las diferencias en la digestibilidad de la proteína.5

Así, el alimento vivo es estimado como un nutrimento fisiológicamente valioso, también por estimular la actividad de los peces, ya que propicia un nado más rápido a lo largo del acuario, lo cual conduce, en términos generales, a tener peces más sanos y atractivos. Asimismo, constituye una cápsula nutritiva que contiene, en cantidades apropiadas, los elementos básicos de una dieta balanceada, con la ventaja de que conservan su valor hasta ser consumidos por los organismos acuáticos,4lo cual no sucede con los alimentos comerciales, debido a que la pérdida de su valor nutritivo se inicia a partir del almacenaje y culmina al suministrase en los acuarios.

Evidentemente, el alimento comercial puede reemplazar al alimento vivo en la dieta de peces;4 sin embargo, con el comercial, el desarrollo de las larvas se ve retrasado, la talla final es menor, su coloración corporal disminuye y la eficiencia en el proceso de transformación de energía y materia se reduce.7 En contraparte, la alta mortalidad de las larvas de peces, a partir de su primera alimentación exógena, se reduce considerablemente al utilizar alimento vivo, ya que acelera la diferenciación de estructuras morfológicas y de órganos internos, habilitándolos para pasar de manera segura este periodo vulnerable de sus vidas.8

Larvas de Culex Quinquefasciatus

MICRONUTRIENTES DEL ALIMENTO VIVO Y SU PAPEL EN LA NUTRICIÓN

El alimento vivo se caracteriza por su elevado valor nutritivo, de modo que su uso en acuicultura resulta altamente recomendable. Los peces obtienen de la degradación de este alimento tanto los componentes necesarios para fabricar sus estructuras corporales como la energía para realizar sus funciones vitales.9 A continuación, exponemos las características de los principales macronutrientes del alimento vivo y su importancia en la alimentación de los peces:

◂Lípidos. Desempeñan un papel importante en los procesos de producción de energía y son fuente de ácidos grasos esenciales, especialmente en peces carnívoros, en los cuales la utilización de carbohidratos es muy baja. También tienen funciones estructurales, porque forman parte de hormonas y vitaminas que constituyen el vehículo para la absorción de vitaminas liposolubles. La deficiencia de ácidos grasos ocasiona trastornos importantes como despigmentación, reducción del crecimiento, inadecuada relación entre el alimento que consumen y el peso que ganan, mortalidad elevada, y aumento del contenido de agua en los músculos.10

◂ Proteínas. Las proteínas de origen animal son, en su conjunto, más digeribles que las de origen vegetal,11y son utilizadas por los peces, con tres fines fundamentales: mantenimiento, recuperación de los tejidos dañados y crecimiento o formación de nuevas estructuras proteicas.12 Aunque las proteínas pueden ser metabolizadas para producir energía, un objetivo de la nutrición acuícola es utilizar, tanto como sea posible, la proteína de la dieta, para el crecimiento, permitiendo que los carbohidratos y lípidos provean energía metabólica.

◂Carbohidratos. Son parte de las sustancias que proporcionan energía, los más importantes y de menor costo, para la alimentación de la mayor parte de los peces. Estos compuestos proveen energía para el normal desempeño fisiológico y constituyen una fuente energética de rápida utilización.11Los carbohidratos proporcionan una cantidad significativa de energía a los mamíferos, pero parece ser una fuente de energía menos útil para los peces,13 debido a que la mayoría de ellos son carnívoros y su capacidad para usar los carbohidratos es muy baja; también se sabe que su aptitud para digerirlos es muy variable.14


El término nutrición comprende el conjunto de procesos relacionados con la alimentación, que engloba varias etapas: comportamiento, digestión y absorción, metabolismo de nutrientes, excreción y eliminación de desechos.

PERSPECTIVA DE USO


El alimento vivo debe utilizarse en aquellas áreas críticas del proceso de producción de peces, es decir, durante las primeras semanas de vida posteriores a la absorción del saco vitelino, para incrementar la sobrevivencia, apoyar la alimentación de peces reproductores y, con esto, mejorar la frecuencia de desove, incrementar el número de huevos y la sobrevivencia en el proceso de huevo a larva.

Se ha observado que peces nutridos con alimento vivo incrementan la actividad física —nadan más rápido—, aumentan su brillantez corporal, además de incrementar resistencia a enfermedades y longevidad. Otras características que justifican su empleo en la larvicultura de peces son: sus bajos efectos sobre la calidad del agua y el gran estímulo del comportamiento predatorio que despierta en la larva de pez por su movilidad natural. Por otra parte, deficiencias nutricionales en el alimento vivo pueden ser disminuidas mediante el enriquecimiento del medio de cultivo con ácidos grasos, esenciales en los procesos de pigmentación, en la madurez sexual, en la respuesta inmunológica y en el desarrollo retinal, entre otras.6En consecuencia, todas las bondades anteriormente mencionadas se traducen en ganancias económicas, debido a que la utilización de alimento vivo en la dieta de peces influye, de manera directa, en el adecuado proceso productivo y buen manejo de una granja piscícola.

REFERENCIAS

1. T. Castro-Barrera, R. de Lara-Andrade, G. Castro, Mejía, J. Castro-Mejía y. A. Malpica Sánchez (2003). “Alimento vivo en la acuicultura”. ContactoS, 48: 27-33.

2. M. Prieto, F. Castaño, J. Sierra, P. Logato y J. Botero (2006). “Alimento vivo en la larvicultura de peces marinos: copépodos y mesocosmos”. MVZ Córdova, 11(1): 30-36. J. Guillaume, 3. S. Kaushik, P. Bergot y R. Métailler (2004). Nutrición y alimentación de peces y crustáceos. Versión Española de Aixa Sopeña Blanco. Madrid: Ediciones Mundi-Prensa, 475 pp.

3. J. Guillaume, S. Kaushik, P. Bergot y R. Métailler (2004). Nutrición y alimentación de peces y crustáceos. Versión Española de Aixa Sopeña Blanco. Madrid: Ediciones Mundi-Prensa, 475 pp.

4. J. Luna-Figueroa (2009). “Nematodo de vida libre Panagrellus redivivus (Goodey, 1945): Una alternativa para la alimentación inicial de larvas de peces y crustáceos”. Investigación y Ciencia, 45: 4-11.

5. A. García (2000). “Valor nutricional de los quistes de Artemia y su uso como fuente de proteína en dietas artificiales para larvas de peces”. En: L. E. Cruz-Suárez, D. Ricque-Marie, M. Tapia Salazar, M. A. Olvera-Novoa y R. Civera-Cerecedo (eds.). “Avances en Nutrición Acuícola V”. Memorias del V Simposium Internacional de Nutrición Acuícola. 19-22 Noviembre, 2000. Mérida, Yucatán.

6. C. M. Rivera y Z. M. Botero (2009). “Alimento vivo enriquecido con ácidos grasos para el desarrollo larvario de peces”. Colomb. Cienc. Pecu., 22: 607-618.

7. E. Kamler (1992). Early Life History of Fish. London, U. K.: Chapman & Hall, 267 pp.

8. C. Schlechtriem, M. Ricci, U. Focken y K. Becker (2004). Mass Produced Nematodes Panagrellus redivivus as Live Food for Rearing Carp Larvae: Preliminary Results”. Aquaculture Research, 35: 547-551.

9. B. D. Glencross, M. Booth y G. L. Allan (2007). “A Feed Is Only as Good as Its Ingredients. A Review of Ingredient Evaluation Strategies for Aquaculture Feeds”. Aquaculture Nutrition, 13: 17–34.

10. T. Watanabe (1987). “Requerimientos de ácidos grasos y nutrición lipídica en los peces”. 99 164. En: Espinoza, de los M.J. y U. Labarta (1987). Nutrición en Acuicultura II. Madrid: CAI CYT. Plan de Formación de Técnicos Superiores en Acuicultura, 318 pp.

11. G. E. M. Muñoz (2007). “Alimento vivo para peces”. Revista Facultad de Ciencias Básicas, 2(1): 43-63.

12. M. de la Higuera (1987). “Requerimientos de proteína y aminoácidos en peces”. 53-98. En: Espinoza, de los M. J. y U. Labarta (1987). Nutrición en Acuicultura II. Madrid: CAICYT. Plan de Formación de Técnicos Superiores en Acuicultura, 318 pp.

13. R. R. Stickney (1994). Principles of Aquaculture. Nueva York: John Wiley and Sons, 502 p.

14. H. D. Evans y B. J. Claiborne (2006). The Physiology of Fishes, 3a. ed. Nueva York: Taylor and Francis Group, 601 pp.

Curriculum

 

Jorge Luna-Figueroa es Maestro en Ciencias, actualmente adscrito al Laboratorio de Acuicultura, del Departamento de Hidrobiología del CIB, de la Universidad Autónoma de Morelos, y profesor del posgrado en las Facultades de Ciencias Biológicas y de Ciencias Agropecuarias en la misma institución. Tiene Perfil PROMEP y es miembro del Sistema Estatal de Investigadores (SEIMorelos). Actualmente, es director del CIB-UAE M y miembro del Cuerpo Académico de Conservación Biológica, así como editor asociado de la Revista Mesoamericana.

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