Para finales del siglo XIX, potencias industriales como Alemania, Francia, Japón, Inglaterra o los Estados Unidos desarrollaban la segunda fase del proceso de industrialización basado en nuevas fuentes de energía como el petróleo y la electricidad, para el desarrollo de nuevos productos relacionados con las industrias química y farmacéutica, así como en medios más efectivos de transporte y comunicaciones como el telégrafo, la radio y el automotor.
En este transcurso, surgió la física moderna. Su evolución era necesaria para el desarrollo de nuevos componentes y productos de tecnologías innovadoras; así, para el siglo XX se experimentaron grandes progresos, tan impresionantes fueron éstos que John D. Bernal considera que ocurrió una revolución en el mundo de la física con descubrimientos como: los rayos x y la radiactividad, en 1895-1896; la estructura de los cristales, en 1912; el neutrón, en 1932; la fisión nuclear, en 1938, y los mesones
* entre 1936 y 1947. También sobrevinieron grandes síntesis teóricas como la teoría cuántica de Plank, en 1900; la teoría de la relatividad restringida de Einstein, en 1905, y su teoría generalizada en 1916; el átomo de Rutherford-Bohr, en 1913, y la nueva teoría cuántica de 1925.
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