Bacterias alcohólicas: energía para el transporte
Desde hace más de tres décadas, se ha demostrado la factibilidad tecnológica y práctica de emplear etanol producido por el metabolismo de microorganismos, a partir de azúcar de caña o de almidón de maíz, como combustible para automóviles. En la actualidad, millones de autos circulan usando etanol o mezclas de gasolina-etanol, principalmente en Brasil y los Estados Unidos.
Debido a la enorme cantidad de autotransporte en el mundo, y en particular en nuestro país, se requiere contar con enormes volúmenes de etanol para cubrir la demanda energética, y los residuos agroindustriales son la materia prima más ventajosa.
Escherichia coli es una bacteria que de forma natural puede consumir una amplia variedad de azúcares, incluyendo glucosa y xilosa (azúcares muy abundantes en los residuos agroindustriales), a partir de los cuales produce compuestos como los ácidos acético,4 fórmico,5 succínico6 y pequeñas cantidades de etanol.
Mediante los procesos propios de la ingeniería de vías metabólicas se ha logrado que E. coli produzca etanol a partir de la glucosa y xilosa, modificando su funcionamiento. Así se ha logrado, en el Departamento de Ingeniería Celular y Biocatálisis del Instituto de Biotecnología de la UNAM, producir mayoritariamente etanol a partir de glucosa y xilosa; además, se llevan a cabo estudios que podrán ser base de tecnologías independientes del petróleo, como aquéllos abocados a lograr que esta cepa etanologénica de E. coli genere etanol con mayor velocidad, para obtener procesos competitivos a escala industrial (cuadro 3).
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